Conclusión Técnica:
Lo primero que debemos tener en cuenta es el hecho que las fuerzas armadas Británicas, eran tan poderosas como cualquier ejército continental Europeo. Incluido el Alemán, eso se traducía en dos aspectos diferentes:
El número de soldados => En contra de lo que pensaba el Kaiser Guillermo II (y varios jefes de estado europeos) Gran Bretaña si que tenía capacidad técnica y recursos poblacionales para formar y armar un ejército de varios millones de hombres. Formado tanto con voluntarios como conscriptos británicos y tanto con ciudadanos propios como con coloniales y de los dominios.
Factor este último poco estudiado y entendido por los Alemanes.
La capacidad de resistencia => A diferencia de Alemania y otros países, Gran Bretaña era una potencia global, con una cierta autarquía económica. La fuerza y la potencia industrial de las Islas Británicas, se veía compensada por sus abundantes riquezas naturales en los diferentes territorios de ultramar, así que en tanto y cuanto cualquier rival no fuera capaz de cortar el comercio con las últimas. Gran Bretaña podría armar y alimentar a sus soldados y a sus ciudadanos. (Algo que se mostraría vital a la hora de dirimir el resultado del conflicto mundial).
La calidad técnica de las armas Británicas, era igual a la de sus homólogos continentales. Así que sus fusiles, cañones y máquinas no eran ni mejores ni peores que la de sus enemigos.
Esto último se debe analizar con suma prudencia, así que hablando más minuciosamente podemos afirmar lo siguiente:
Técnicamente hablando, los fusiles, ametralladoras, cañones y vehículos eran en líneas generales iguales a los de sus homólogos. Tanto en número como en prestaciones. Por ello en contra de los que han escrito decenas de historiadores, Gran Bretaña estaba bien armada y equipada con máquinas que en general no eran ni mejores ni peores que la de sus rivales.
Esto se traduce, que en el Frente Occidental, las tropas coligadas Francesas, Británicas e Imperiales y Belgas, nunca tuvieron ningún problema para detener y derrotar todas y cada una de las grandes ofensivas germanas. Pero su potencia de fuego y su movilidad nunca les permitió romper el frente y derrotar a su vez a Alemania en el campo de batalla.
Numéricamente hablando: Gran Bretaña alcanzó el clímax de su poderío en este enfrentamiento entre 1916 y 1917, alineando un máximo de 4 Millones de hombres agrupados en 94 Divisiones de Infantería Británicas y del Imperio, más 2 Divisiones de Infantería Portuguesas. Con un contingente montado de 13 Divisiones de Caballería Británicas e Imperiales.(Lo que nos deja un total de 109 divisiones de todo tipo y origen).
De estas fuerzas, el 85 % se desplegó en el frente occidental bajo el mando del B.E.F. (3’4 millones de soldados y 93 Divisiones, de ellas 62 de Infantería Británica.) Y sufriendo un total de muertos de más de 1 millón de hombres. (De los 9 movilizados en todo el Imperio y Gran Bretaña).
Junto a ellos peleaban otros dos ejércitos:
El Ejército Belga, que llegó a pasar de una pequeña fuerza (incluido la Gendarmería) de 117.000 soldados a 350.000 Hombres (en Marzo de 1915), agrupados en 6 Divisiones de Infantería Belga y 1 División de Caballería Belga. Haciendo un total de 7 Divisiones y padeciendo 14.000 muertos.
El ejército Francés, disponía en tiempos de paz de 780.000 conscriptos más 50.000 soldados coloniales, que formaban un total de 47 Divisiones de todos los tipos.
Al alcanzar el tope de su movilización, se llegó a tener 5 millones de soldados a la vez, en 1915. En su inmensa mayoría en el frente occidental (Y un total de llamados a filas de 9 millones de soldados Franceses junto a 500.000 coloniales, incluyendo algunos destacamentos expedicionarios de otros países). Sufriendo un total de 1’4 millones de bajas, de todas las nacionalidades.
Las tropas Francesas se agruparon en todos los frentes y en total: 170 Divisiones de Infantería (Metropolitana y colonial) junto con 20 Divisiones de caballería (con la misma distinción de orígenes).
Normalmente, estaba en campaña y a la vez unas 143 Divisiones de Infantería y 17 Divisiones de Caballería. De los que el 90% Lucharon en el frente occidental.
La mayor diferencia entre Británicos y continentales, en cuanto a organización de cuadros de combate era la siguiente, Gran Bretaña al llamar a filas a nuevos reclutas ó voluntarios, los destinaba primordialmente a reemplazar las bajas permanentes (heridos grabes, no aptos para el servio y muertos). Solamente creaba nuevas fuerzas con los remanentes de cada llamada a servicio.
En el continente, se empleaban las tropas existentes de cada llamada a las armas para formar nuevas divisiones y las existentes, solamente se las retiraba del frente a la retaguardia para recomponer cuadros con reclutas nuevos, cuando el índice de bajas era superior al 50 % de la división.
Por otra parte la División de Infantería Británica disponía de más hombres (Entre 16.000 y 18.000 soldados) que sus homólogas continentales (Entre 16.000 y 12.000) Siendo la primera declarada no apta para el combate cuando se reducía a menos de 12.000 soldados.
El total de soldados Aliados en el Frente Occidental fue de:
Británicos e Imperiales: 3’4 millones en 93 Divisiones.
Belgas: 350.000 en 7 Divisiones.
Franceses: 4’8 millones en 171 Divisiones.
Lo que hace un total, en su máximo momento de esplendor de 8’6 millones de soldados en 271 Divisiones de todo tipo y nacionalidad.
No he incluido, deliberadamente a las fuerzas de los Estados Unidos, porque el Ejército (y los Marines) U.S.A. entran en combate en el momento que a Alemania ya solo le quedaban fuerzas para aguantar menos de un año, antes del derrumbe total de su frente.
Por el contrario el imperio alemán agrupaba antes de la guerra a unos 800.000 conscriptos, al estallar esta y llamar a sus reservistas a filas, disponía a finales de 1914 de 2’8 millones de hombres. Al año siguiente, 1915, 4’8 millones de hombres y con la movilización general de todos los reservistas más nuevas quintas alcanzó el tope máximo de sus fuerzas entre 1916 y 1917 de 6’8 millones de soldados.
Las matanzas de Verdun y la ofensiva general de 1918, dejaron exhausta a la nación y sus fuerzas se redujeron a 5’3 millones de soldados al firmarse el armisticio.
En su mejor momento, al lanzar la gran ofensiva de 1918, Alemania disponía de las siguientes fuerzas de combate:
En el frente Occidental: 203 Divisiones más otras 48 Divisiones en tránsito desde el acabado frente Oriental al Occidental. Total: 251 Divisiones.
Ocupando Rumania: 5 Divisiones.
Ocupando Rusia y Ucrania: 16 Divisiones.
Unidades en formación ó reorganizándose en Alemania: 25 Divisiones.
Agregados al ejército Otomano en Palestina: 1 División.
Lo que hacía un total de 298 Divisiones. De ellas 251 en el frente Occidental, con una organización de fuerzas entre los 18.000 hombres por División al inicio de la guerra a 16.000 hombres por división al acabar la misma.
Las pérdidas alemanas fueron del orden de los 3 millones de soldados, de un total movilizado de 11 millones de hombres.
Por ello, podemos ver que en lo referente al frente occidental, existía una cierta correlación de fuerzas (8’6 millones de aliados en 271 Divisiones contra aproximadamente 7 millones de alemanes en 251 Divisiones).
La conclusión a la que nos llevaran los puntos 1 y 2, válida solo para el frente occidental, es que ante igual número de soldados e igual potencia de fuego (mismas ó similares armas, mismas ó similares tácticas y estrategias, mismas ó similares cantidades de armas). Es a la existencia de un empate técnico y que el resultado del conflicto ya no dependerá de brillantes planes de batalla ó del arrojo de los soldados. Si no simplemente de quien puede soportar por más tiempo un desgaste similar de bajas, que se enumerarán con la misma medida con que se enumera el tamaño de los ejércitos: El millón de soldados.
Este aspecto, es poco tratado y menos aún entendido por los historiadores. En general era un producto natural de la modernidad y del mecanicismo; la movilización en masa y la producción a escala industrial de bienes y servicios.
Anteriormente, algunas batallas de las guerras Napoleónicas (como Waterloo ó Leipzing) ó la mayoría de las batallas de la Guerra de Secesión de Estados Unidos. La genialidad de los estrategas ó la virtud de las técnicas de combate habían tenido un impacto limitado en el resultado del conflicto; siendo mucho más decisivo el nivel de pérdidas que cada ejército era capaz de soportar.
(Lo que no quiere decir que la superioridad de fuerzas de un bando se tradujera automáticamente en la victoria, como sucedería en la mayoría de las campañas coloniales.)
Pero casi ningún militar había reparado en ello y esto se tradujo en el frente occidental en un despilfarro de material, vidas y dinero a cambio de unas ganancias territoriales ó estratégicas prácticamente nulas.
Entendido esto; ¿Porqué ganan los Aliados y pierden los Centrales? Bueno, este es el más difícil análisis de todo el Primer Conflicto Mundial.
Lo primero que ya hemos dicho y demostrado anteriormente, es la igualdad en fuerzas y en armas.
Lo segundo es entender la escala del conflicto y el marco espacial en que se desarrolla este conflicto, ósea que un enfrentamiento del orden de los 13 millones de combatientes en un marco geográfico de 300 por 24 Km. No es un espacio donde puedan maniobrar ejércitos ni realizar retiradas ordenadas, simplemente las masas de combatientes se agolpan y distribuyen desigualmente en los diferentes puntos de la línea del frente.
Si a esto se le une la pobreza de medios de transporte a motor y de vehículos blindados, las grandes penetraciones que permitan romper las líneas enemigas y desarticular sus defensas. Lo que se obtiene es un vacío estratégico ó un problema sin solución militar válida y donde los asaltos frontales están condenados de antemano al fracaso.
Las perdidas en esta guerra fueron no solo cuantiosas, sino criminalmente inútiles, ya que la ventaja estratégica obtenida de cada enfrentamiento fue nula. Solamente las pequeñas ó medianas acciones contra objetivos concretos y limitados; usando los factores: 1º) sorpresa 2º) tecnología y 3º) apoyos de fuego – logístico – sanitario. Permitían alcanzar algo parecido a una victoria. A un precio en sangre y recursos aceptables.
Fuera de lo anterior el conflicto fue una inmensa trituradora de carne, donde el que más aguantara, por recursos humanos y económicos sería el que se alzara con la victoria.
Alemania disponía en 1914 del mejor ejército de Europa y en un plazo de tiempo corto (medido en días ó semanas), podría enfrentarse y derrotar a cualquier fuerza que tuviera en frente, pero en el momento que la escala de tiempo se transformara en meses ó años, su industria y su agricultura, simplemente se verían superados para alimentar a una nación de varias decenas millones de habitantes y armar a un ejército de varios millones de soldados. Máxime si existía un bloqueo naval que cortaba de raíz las posibles importaciones necesarias para compensar su economía y las exportaciones necesarias para pagar estas.
Visto el porqué, entendamos ahora el ¿Cómo ganan los Aliados y pierden los Centrales?
Para responder a esto último, las autoridades Británicas mantuvieron una serie de reuniones de muy alto nivel y aún más alto secreto. Las actas de estas reuniones si existieron, permanecen todavía dormidas en el secreto. Pero por las diferentes declaraciones que algunos de los asistentes a dichas reuniones, podemos tener algunos detalles.
Las reuniones se realizaron en gabinetes y despachos discretos del parlamento, los ministerios, el almirantazgo y el propio palacio de Buckingham, así como clubs privados y logias. Junto con las salas de juntas de las principales empresas constructoras, bancos y navieras.
Los asistentes fueron una mezcla de: Militares, Diplomáticos, Espías, Economistas y los principales dueños de las industrias, comercios, asesores y bancos. Nunca todos a la vez para preservar el secreto, por el método que solo el primer ministro y el monarca tuviesen en sus manos la totalidad de la información de lo tratado y acordado.
Las fechas de dichas reuniones no son seguras pero debieron empezar entre 1890 hasta 1912 aproximadamente.
Las ideas que se sacaron fueron en general:
Va a haber guerra en Europa (Aunque no está claro quien luchara contra quien y al lado de quien).
Los intereses comerciales – políticos / dinásticos – imperiales británicos se van haber seriamente afectados e incluso la supremacía mundial estaría seriamente condicionada.
Aunque Gran Bretaña ha mantenido desde el siglo XIX una política de neutralidad y mediación en los asuntos continentales. Mantiene importantes compromisos puntuales con diversas naciones (Acuerdos para garantizar la independencia de Bélgica; Entente cordial con Francia para asuntos coloniales; ...).
Las viejas alianzas basadas en matrimonios entre los diferentes monarcas han muerto con el siglo XIX y se impone una realidad basada en intereses comunes y enfrentados entre las diversas naciones.
La actitud desafiante de Alemania, lejos de aplacarse con su victoria sobre Francia en 1870, se vuelve cada vez más contra el Imperio Británico. Pues posee importantes conflictos por la titularidad de diversos territorios en África. Ya sea directamente sobre territorios Británicos como indirectamente por territorios de otras naciones cuyas fronteras han sido garantizadas por el gobierno británico.
Estos conflictos, a su vez se ven reflejados en las relaciones y alianzas con las pequeñas naciones de Europa y del sur de América.
Los intereses comerciales y económicos Británicos se ven atacados constantemente por la competencia (leal ó no) de la industria Alemana.
A partir de diversos incidentes, entre 1908 y 1912, se diseñan los primeros planes para acciones armadas tanto en tierra como en el mar.
Junto a estos aspectos diplomáticos y estratégicos, los economistas, industriales y banqueros realizaron las primeras aproximaciones y planificaciones de lo que costaría este conflicto en términos económicos, iniciaron los preparativos para transformar la industria civil en industria militar y sobre todo a calcular la capacidad de resistencia propia y de las principales potencias europeas, según una serie de variables (la principal de ellas iba a ser la lucha y dominios del mar.)
Por último y en el plano meramente militar, se redactó el libro Blanco de la defensa, donde con datos extraídos de los dos apartados anteriores, se hicieron una serie planes militares para tener una idea aproximada en caso de producirse alguna ó varias situaciones.
En contra de lo que muchos historiadores han pretendido, los estrategas y planificadores militares británicos, no tenían en sus manos el plan Schelieffen, pero tenían más ó menos claro que en caso de una nueva guerra entre Francia y Alemania, la segunda trataría de librar una guerra extremadamente corta, rápida y mortal para dejar al país Galo fuera de combate ocupando París y los principales puertos Franceses del canal para aislar el resto del país de una posible intervención Británica, para acto seguido obtener la rendición incondicional del gobierno Francés y poder desplegar las tropas ante cualquier punto conflictivo de sus fronteras orientales.
Los economistas y marinos hicieron su propia aportación al respecto, la economía industrial alemana era deficitaria en la mayoría de las materias primas, así como los marinos que garantizaban que Alemania no dispondría de una armada equivalente a la Británica hasta por lo menos 1930 (en caso que su economía le permitiese seguir con el ritmo de construcciones).
Lo que sumado todo, preveía que en caso de no obtener una victoria rápida Alemania acabaría por agotarse en un plazo de tiempo comprendido entre los 2 y los 3 años. (En realidad si aguantó hasta el cuarto año de la guerra se debió al saqueo de los territorios y países conquistados. Especialmente Rumania y menor medida Ucrania).
Así que el plan general de guerra Británico disponía que desde 1902, se debía disponer de una fuerza limitada de profesionales más otra fuerza mayor voluntaria que al combinarse y desplegarse en línea de batalla con las tropas Francesas permitieran detener el avance rápido Alemán y agotar sus recursos hasta forzar la rendición.
Como podemos ver era un plan coherente, bastante realista y en general sencillo de aplicar, pero las cosas no salieron bien para ninguno de los dos bandos:
En Alemania, su archi - manido plan Schelieffen, había monopolizado la capacidad de planeamiento de su alto estado mayor. De tal forma que a pesar de su minuciosidad de movilización y combate, no existía ninguna alternativa en caso de salir mal. Al producirse las derrotas de Mons y Marne, junto con la heroica defensa de Bélgica, el Imperio Alemán se encontró en la peor situación posible: Sin un plan claro de que hacer (las ofensivas de Verdum de 1916 y de Primavera de 1918 eran en general planes Schelieffen revisados y actualizados) y jugando con el tiempo en contra.
El resultado fue que Alemania aguantó hasta que se les acabaron los recursos para mantener alguno de sus frentes (en este caso el doméstico).
En lo que se refiere a Gran Bretaña, la idea de combatir a las ordenes de Francia y la idea de una acción militar pasiva. Era, simplemente inaceptable para los mandos militares (Haig el primero). Así que en contra de lo preconizado en el libro blanco, se lanzaron varias acciones militares y dos grandes ofensivas, en 1916 y 1917 que fracasaron estrepitosamente, ante la realidad de las nuevas armas.
La conclusión técnica final, es simple. Gran Bretaña, a diferencia que Alemania planificó diversos aspectos (Obviamente no todos) lo que en todo momento le dio una ventaja al prever (solamente por los estrategas del Ministerio de la Guerra, en Londres. Pero no por los mandos militares en Francia) la posibilidad que el conflicto inminente no se resolviese en el campo de batalla sino en el frente económico.
En Alemania, la preponderancia de los militares sobre los civiles, algo que fomentaba el propio Káiser, les llevó a ignorar por completo cualquier duda ó sugerencia sobre las posibilidades de tener que luchar en varios frentes a la vez y en un plazo de tiempo indeterminado. Lo que unido a una fe ciega en un supuesto plan perfecto y un desprecio racial hacia sus rivales occidentales (Belgas y Franceses) llevó a la nación germana a la catástrofe.
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