miércoles, 11 de febrero de 2009

Conclusiones

COMPARACIONES ODIOSAS

Como podemos comprobar, la gran flota alemana era ciertamente un enemigo temible para cualquier flota del mundo y lo que es peor, la rapidez con la que se habían fabricado aquellos barcos hacía presagiar que en menos de una década, los barcos alemanes si bien no dominarían los mares, si controlarían el Mar del Norte, el Báltico y los objetivos estratégicos que eventualmente se planteasen en ultramar.

Hasta aquí los temores del almirantazgo británico.

La realidad, sin embargo es más compleja, cuando se comparan las flotas alemana y británica, normalmente nos fijamos en el número y en el armamento, pero se nos escapan otros detalles muy importantes. Y seguramente uno muy importante al que no se presta atención es el de los tonelajes.
Los barcos alemanes eran notablemente más ligeros que sus homólogos británicos, en todas las categorías, para hacernos una idea (y para no cargar excesivamente a los sufridos lectores) nos centraremos en los pre Dreagnaught y los Dreadnought.
Los pre Dreagnought alemanes pesaban entre 10.000 y 15.000 toneladas, mientras que los británicos pesaban entre 11.000 y 18.000 toneladas, pero las diferencias se disparan con la llegada de los Dreagnought. Los buques alemanes disponían de un tonelaje que variaba entre 18.000 y 25.000 toneladas y los británicos entre 18.000 y 33.000 toneladas.
De modo que el tonelaje total de los pre Dreagnouht alemanes era de 305.655 toneladas y el de los Dreagnought era de 435.590 toneladas, mientras que los pre Dreagnought británicos desplazaban 663.700 toneladas y los Dreadnought 939.659 toneladas.

Lo que significa que no solamente se fabricaron más barcos, sino que además eran más grandes. ¿A qué se debían estas diferencias? Una de las razones era que los barcos británicos necesitaban hacer travesías muy largas para controlar su inmenso imperio, lo que obligaba a que las tripulaciones pasasen largas temporadas a bordo y había que dotar a los camarotes de una serie de servicios mínimos. Mientras que los barcos alemanes estaban diseñados para realizar rápidas incursiones y regresar a casa, de modo que las tripulaciones no necesitaban grandes camarotes ni comodidades.
Esta desproporción se mantenía también el combustible que podían almacenar, los británicos podían estar más tiempo sin repostar, mientras que los alemanes difícilmente podían estar más de un día a toda máquina sin carbonear.
Como podemos ver, en realidad la flota británica (y sus aliados franceses, rusos, italianos, japoneses y estadounidenses) mantenía una enorme ventaja sobre los alemanes, pero el mito de la gran flota de alta mar alemana ha persistido hasta nuestros días.

La pervivencia de este mito se debe básicamente a dos causas, la primera es la agresiva publicidad que el káiser daba a su flamante flota magnificando su flota y despreciando la de sus rivales; la segunda causa es que los aliados supieron hacer una contra propaganda muy efectiva, aceptando implícitamente las bravatas del káiser para resaltar los esfuerzos y victorias sobre la armada imperial alemana.

Ya hemos hablado de los tonelajes y unidades, es tiempo de atender a otro factor: el armamento, y concretamente los calibres de los grandes cañones.
Los pre Dreagnought alemanes contaban con artillería de 280 y 240 mm. y los Dreagnought alemanes tenían calibres de 280, 305 y 380 mm. si bien solo dos barcos alemanes tenían artillería de 380.
Los pre Dreagnought británicos tenían artillería de 305 y 340 mm. y los Dreagnought alemanes contaban con calibres de 305, 343, 356 (solo uno) y 380 mm.
En general, la artillería germana era de menor tamaño, por una serie de causas (a parte de un precio más económico), el tamaño de los buques era menor, con lo que la estabilidad (en especial la estabilidad al disparar y navegar) se vería afectada si no se tenía un control riguroso de aquello que embarca: Un cañón de gran calibre implica muchas cosas, las bocas de fuego (situación, volumen que ocupan, etc.) Pero también las torres (y el blindaje de las mismas). Los mecanismos para mover las bocas y las torres. La munición y la cordita (que a su vez implican el espacio ocupado y el peso añadido) junto con los ascensores y grúas necesarios para gestionar la munición desde su almacén hasta la boca de fuego, también deben tenerse muy en cuenta a la hora de diseñar cualquier barco.
Para igualar el alcance de la artillería de menor calibre con la de sus enemigos, los alemanes decidieron alargar las cañas de los cañones, con lo que si bien encarecieron el producto, al menos consiguieron añadir alcance, pero seguía persistiendo un problema: la potencia de fuego.

Pondremos un pequeño ejemplo, la andanada de un barco alemán dotado con diez cañones de 280 mm (el calibre más habitual) pesaba unos 1.500 kg. Mientras que una andanada de un barco británico dotado con diez cañones de 305 pesaba 3.150 kg. Para igualar las cosas con sus rivales, Alemania y sus autoridades emplearan un concepto nuevo en la construcción naval: La calidad de sus barcos, teóricamente superior a la de sus enemigos.

Pero ¿qué es la calidad?

Teniendo en cuenta el coste económico de esta flota (recordemos las crisis económicas que supuso la construcción de la flota y las devaluaciones que sufrió el marco durante este período), la flota alemana era de una gran calidad puesto que a menos barcos, éstos eran igual o más caros que sus homólogos británicos.
La leyenda popular supone que este coste era debido a la gran calidad y cantidad de acero empleado en su construcción; pero la realidad es más prosaica: aparte del super acero, lo que más pesó a la hora del precio final fueron los irracionales plazos de entrega de los barcos. Y es que como todo buen am@ de casa sabe, lo más caro no es necesariamente lo mejor.

LA DURA REALIDAD

A pesar de los mitos y la propaganda, los oficiales de ambas flotas, eran muy conscientes de las limitaciones de la flota alemana, por eso su comportamiento en la guerra fue tan conservador. Los alemanes confiaron en estrategias que huían del combate directo contra las flotas aliadas y muy especialmente la británica, así se prodigaron las hazañas de corsarios y submarinos, junto con audaces bombardeos a la costa británica.
Y recordemos que la batalla de Jutlandia se produjo como consecuencia de una trampa que intentó tender la flota alemana a una parte de la armada británica y se acabó encontrando con toda la flota enemiga.
El comportamiento en combate de la flota alemana fue bueno, los detalles anteriormente mencionados (desplazamiento y autonomía) se sacrificaron buscando una mayor protección y capacidad de encajar el fuego enemigo. Pero esta capacidad no compensaba ni el menor número ni el inferior armamento.
Por si fuera poco los daños en combate eran más difíciles de reparar debido a que se necesitaba material caro (acero, armamento y munición) en un momento en el que el país se encontraba en guerra y bloqueado. Además Alemania contaba con relativamente pocos centros y bases de reparación y re abastecimiento, lo que explica la tardanza en reparar los barcos tras Jutlandia, mientras que los británicos pudieron recuperarse en cuestión de días.
Como consecuencia de todo esto, la flota se enclaustró en sus bases y cargó todas sus responsabilidades en los submarinos, con las consecuencias que todos sabemos.

UNA REFLEXIÓN FINAL

El plan Tirpitz fue la versión naval del plan Schlieffen, un magnífico plan que habría funcionado en otro país y en otro tiempo y en otras circunstancias, con pocos anclajes con la realidad. Un sueño del que se enamoró el káiser. Un ejemplo de esto es la armada imperial Austro – Húngara; encajada en el Adriático, frente a una gran potencia como Italia y con solo una base naval.
Los Austro – Húngaros optaron por no competir con sus principales rivales en el mediterráneo (Italia, Francia y Gran Bretaña). En su lugar optaron por una armada pequeña, que se encerró en puerto obligando a Italia a emplear sus unidades en bloquearla y emplear los submarinos para jugar al gato y al ratón sin mayores pretensiones.

La armada alemana supuso un coste brutal, tanto en lo político como en lo económico y a cambio solo trajo para los alemanes otro enemigo (Gran Bretaña y su imperio global) sin ninguna consecuencia positiva para el país. Alemania debería haberse concentrado en potenciar sus puntos fuertes, ser una gran potencia continental y olvidarse de los asuntos navales e imperiales.

2 comentarios:

F. Xavier González Cuadra dijo...

Buenas tardes amigo Schwejk,

Me ha gustado mucho este trabajo. Sin embargo, me han surgido algunas dudas.
Los buques británicos eran mejores que los alemanes?? Y sí lo eran como es que, por ejemplo en Skagerrak -guiño- el diseño de algunos modelos mostraron claras deficiencias? Y sobre el armamento?
Cierto que el debate que surgió en UK se centró en gran manera sobre la actuación de Jellicoe, pero otras voces más silenciadas clamaron contra la pésima calidad de los proyectiles. No es un poco incoherente esta combinación??
Un saludo.

Schwejk dijo...

Hola Xavier, buenas tardes.

Me alegro que te guste mi este trabajo, ahora intentaré responderte sin liarlo demasiado.

Los buques británicos no eran en absoluto mejores que los alemanes, simplemente fueron diseñados para unas necesidades que los alemanes no tenían.
Los grandes barcos británicos eran mucho más grandes y pesados que sus homólogos alemanes porque tenían que realizar largas travesías para asegurar las rutas de su imperio, lo que implicaba que tenía que estar dotado de grandes depósitos de carbón, comida, agua potable, munición, aceite y otros lubricantes,... y por supuesto los camarotes de oficiales y tripulación debían contar con algunas comodidades mínimas para poder soportar unos viajes tan largos.

Esto tuvo un efecto con el que no se pensó en un primer momento, pero que fué crucial para el éxito del bloqueo aliado en esta guerra. Los barcos británicos podían aguantar mucho tiempo en alta mar sin necesidad de estar mucho tiempo en puerto, por lo que se podía vigilar el Mar del Norte de forma casi contínua.

Respecto a los barcos alemanes, insisto en que no eran mejores ni peores, sino que respondían a unas necesidades distintas; surgidas de las exigencias del plan Tirpitz.

La flota alemana estaba formada por barcos de un tamaño mucho menor, con lo que ofrecía un blanco más pequeño; de menor tonelaje, para ir más deprisa; y especialmente con un blindaje y distribución del mismo especialmente bueno, lo que le permitía a estos barcos encajar un castigo que habría enviado al fondo a barcos de otros diseños.

Pero para conseguir dotar a estos barcos de una protección, velocidad y artillería tan notables se sacrificaron otros aspectos como la comodidad de la tripulación, la cantidad de munición, comida y diversos materiales embarcados y especialmente la autonomía de los buques, que apenas podían estar un día seguido de navegación a toda máquina sin carbonear.

Y este era el principal fallo (según se mire) de estos barcos: Tirptz planteó una estrategia basada en una especia de "guerra relámpago" naval: los barcos saldrían de su base, se agruparían en un punto pre determinado y se avalanzarían contra una pequeña flota enemiga, a la que destruirían sin contemplaciones; y así hasta que la flota enemiga no pudiese internarse en el mar del Norte o en el Báltico sin riesgo de ser hundida.

Y seguramente este plan habría funcionado con otra flota que noi fuese la británica, capaz de movilizar a tantos barcos, que podía mantener el bloqueo, mandar barcos a otros teatros y mantener los convoys.

Respecto a las "deficiencias" yo creo que no existieron como tales, sino que se cometió un error de diseño garrafal en ambas flotas: los grandes cruceros.

Si te fijas en los grandes buques perdidos en combate en ambas flotas a lo largo de esta guerra, verás que casi todos (por no decir todos) corresponden al tipo de "crucero acorazado" es decir una ñapa diseñada por el almirantazgo británico y copiado por el alemán consistente en fabricar un acorazado sin coraza, pero en tamaño y armamento igual a los grandes acorazados de la flota.
Teóricamente estos barcos evitarían el fuego enemigo gracias a su velocidad, pero la realidad es que se convirtieron en los ataúdes más caros de la historia.

Respecto a los proyectiles británicos, no creo que fuesen de una calidad tan pésima (de ser así muchos habrían explotado en la recámara de los cañones). Más bien pienso que la excelente protección de los barcos alemanes y su buen diseño interno permitían dispersar la fuerza del impacto en toda la estructura de la nave, y los daños no eran tan evidentes para los observadores británicos.

Pero esos daños existían.

Recordemos que si bien la flota alemana no regresó con tantas bajas, necesitaron meses para reparar sus barcos.

De modo que como conclusión de esta breve respuesta, diré que si yo tuviese que combatir en un barco, elegiría sin duda una nave alemana; pero si tuviese que dirigir una guerra, elegiría sin duda a la flota británica.

Saludos