miércoles, 18 de febrero de 2009

La batalla de Lissa

Antecedentes de la batalla:

Durante la última guerra de independencia contra Austria, Italia se alía con Prusia que también tiene contenciosos territoriales por asuntos tanto territoriales como de hegemonía.
Italia quiere los últimos territorios italianos en manos austríacas, Venecia y el Trientino. Al tiempo que quiere reducir su influencia en los Balcanes. Mientras que la Prusia de Bismarck reclama SchleswigHolstein y la hegemonía en la confederación Germánica.

Los prusianos, gracias a la neutralidad de Francia, logran vencer a los Austríacos en tierra, pero Italia es derrotada en tierra en Custoza y en mar en Lissa.

La armada Austríaca, estaba mandada por su mejor comandante el Almirante y Barón Wilhem von Tegetthoff (Austríaco de nacimiento, acude a la academia militar de Venecia, donde obtiene una buena formación naval. Pero por su cuenta estudia cuantos adelantos técnicos se producen en el mundo en el campo de armamento moderno, ingeniería naval y propulsión a vapor.
Con 35 años, manda una flota Austríaca contra Dinamarca rompe el bloqueo danés en el estuario del Elba. Apodándosele desde entonces como: “Nelson de los Alpes”. Inmediatamente se le da el mando de toda la flota en la nueva guerra contra Italia y Prusia.)

Mientras que la flota Italiana, mucho más grande y numerosa es mandada por el Almirante Carlo Pellion di Persano (Nacido en Piamonte, era mucho mayor que su oponente Austríaco. Sirvió hasta alcanzar el grado de capitán en la Armada de Cerdeña.
Al producirse la unificación de Italia, pasó automáticamente a la marina real, aunque ocupó enseguida puestos políticos de senador y más tarde de ministro de marina.
Al iniciarse la guerra contra Austria, volvió inmediatamente al servicio, haciéndose con el mando de la flota).

La guerra se declaró el día 20 de Junio de 1866. El día 27, Tegetthoff al mando de la totalidad de la flota Austríaca (unos 14 buques) se presentó en el puerto de Ancona, sede de la flota Italiana del Adriático y realizó varias pasadas de desafío pero sin disparar un tiro. Por su parte, los Italianos ignoraron su existencia y no salieron a luchar.
Los Austríacos volvieron a su base en Pola y se dedicaron a limpiar sus calderas, al tiempo que hacían prácticas de tiro, mientras que los Italianos, estuvieron medio mes haciendo solo salidas de ejercicio y maniobras.

El día 13 de julio, el ministro italiano de marina se presento en Ancona y subió a bordo del “Re d’Italia” y exigió mayor actividad militar.

El día 16 de julio, la armada italiana zarpó para apoderarse de la isla de Lissa (actualmente isla Vis, en Croacia) que carecía de valor estratégico y económico alguno. Llegando el día 18 de Julio y dedicándose a bombardear un poco las defensas, pero sin cortar el cable telegráfico que unía la isla con el continente. Mientras que al final se dedicó a apoyar los desembarcos en Porto San Giorgio, Porto Manego y Porto Comisa, que fracasaron por la resistencia de la guarnición Austríaca.
Alertado Tegetthoff, se presentó con la totalidad de la flota Austríaca, más de 20 naves (7 acorazados, 7 cruceros y 12 cañoneras) frente a una armada Italiana original de 60 naves, pero de combate eran 12 acorazados, 10 cruceros y 4 cañoneras (unas 68.000 Tm contra menos de 50.000 Tm Austríacas).

La batalla:

Aunque inferior en número, Tegetthoff se apercibió que los italianos tratarían de usar una estrategia clásica de poner sus buques en línea para una batalla a cañón. Él, era consciente que los cañones existentes en las dos armadas y en la del resto del mundo, apenas podían perforar los modernos blindajes; mientras que de sus estudios sobre la pasada guerra civil americana y su experiencia contra los daneses, el arma más poderosa era el espolón que contaban casi todas sus naves.

Por todo ello, ordenó el zafarrancho de combate, al tiempo que organizaba a sus buques en tres líneas con forma de V. La primera irían los buques con blindaje, Estando el propio Tegetthoff a bordo del “Ferdinand Max” el primero de todos. La segunda serían los buques de combate sin blindaje y la tercera los de reserva.

Por su parte di Persano, trasladó su puesto de mando del acorazado “Re d’Italia” en el centro de la línea italiana al buque más moderno de la flota el acorazado “Affondatore” que estaba situado detrás de la línea y al lado del “Palestro”.
(En contra de lo que se le acusó, no actuó por cobardía sino que buscaba una mejor visión de la línea de batalla).
La maniobra Italiana era dejar a los acorazados más viejos en el centro de la línea, mientras que los buques de batalla sin blindar se situaron en los extremos de la línea. La idea era que los acorazados lucharían y llevarían la peor parte, mientras que los sin blindaje tratarían de rodear a la flota austríaca hasta lograr su rendición.
Finalmente los buques Italianos de reserva, tenían orden de rehuir el combate y regresar a Ancona.

Al llegar a la distancia de tiro, Austríacos e Italianos comenzaron el intercambio de tiro, sin lograr dañar a los grandes buques acorazados (tal como Tegetthoff, había previsto) pero la flota Austríaca, a pesar de tener varios heridos y muertos alcanzó el centro de la línea Italiana desarticulándola.
En medio de la refriega, el “Ferdinand Max” intentó espolear al “Re d’Italia” y al “Palestro” pero lograron zafarse de refilón. Aunque dañó el timón del Re d’Italia” dejando al buque quieto. Momento que aprovechó de nuevo para atacar y por fin logra un impacto con el espolón y al dar marcha atrás, la gran vía de agua abierta en el barco Italiano, se inunda enviándolo al fondo con la mayor parte de su tripulación.
Los buques italianos, que habían tratado de iniciar la maniobra de envolvimiento, estaban frustrados por lo poco eficaz de sus cañones frente a los blindajes Austríacos, al tiempo que ambos almirantes perdían la dirección del combate, quedando esta en manos de la iniciativa de cada capitán.

Algunos barcos Italianos, tras ver el hundimiento del “Re d’Italia”, trataran de usar el espolón. En este caso, el “Affondatore” y el “Re di Portogallo” trataron de hundir al austríaco “Kaiser” sin lograrlo, pero dañándolo de consideración.
Durante el intercambio disparos entre el “Ferdinand Max” contra el buque “Palestro”, este último fue alcanzado y se inició un incendio. Por lo que su comandante mandó retirar el buque de la batalla. Más tarde, el buque se iría a pique. (Muriendo el comandante que no quiso abandonar el buque y la mayor parte de la tripulación que trataba de extinguir el fuego cuando estalló).
Con el “Palestro” en retirada. El “Ferdinand Max”, el “Habsburg” y el “Salamander” inician un bombardeo contra el italiano “Ancona”.

Hacia la tarde, con dos buques hundidos y varios averiados, el almirante di Persano ordenó la retirada, pasando el “Affondatore” cerca del “Kaiser” pero sin llegar a dispararse. Mientras que se escucharían disparos hasta casi llegar la noche.

Después de la batalla:

Austria conservaba todos sus buques aunque varios muy dañados y registraba 40 muertos y 136 heridos.
Italia había perdido 2 acorazados, 620 muertos y más de 40 heridos graves, así como daños en muchos barcos.

Tegetthoff seria considerado un héroe y honrado como tal, aunque su victoria no lograría cambiar el curso de la guerra (Venecia acabaría en manos Italianas) ni destruiría a la flota Italiana (el balance de poderíos era claramente favorable a los Italianos).
A partir de entonces, se ordenó que en la flota Austro – Húngara, siempre hubiera en servicio un buque con el nombre del Almirante.

Otro asunto menos estudiado: al acabar la batalla, los marineros dieron su grito de guerra “¡Viva San Marco!” (Pues la casi totalidad eran Venecianos ó Croatas) por el que se encomiendan al antiguo patrón de la república de Venecia. Pero no a San Jorge, el patrón de Austria.
Di Persano, al volver a Ancona, se declaró inicialmente vencedor de la batalla. Por lo que se celebró por todo el reino, hasta que periodistas independientes publicaron el verdadero resultado. Fue procesado por cobardía, traición y negligencia en el mando; de los dos primeros fue absuelto (ni traicionó, ni huyó de la batalla) pero se le declaró culpable del tercer delito. Aunque se libró del pelotón de fusilamiento, fue degradado, encarcelado en una fortaleza durante unos meses y finalmente expulsado de la armada. Moriría en Turín en 1883.

El ministro de marina, fue acusado en la prensa de alentar el desastre y hubo de dimitir de su cargo.
A sí mismo, el comandante del “Terribile”, de Cosa; el Almirante Albini, mas su jefe de estado mayor y el Almirante Vacca, fueron juzgados y condenados a pasar a la reserva, sin ser expulsados de la armada.
A partir de entonces y hasta la el fin de la I guerra mundial, existiría un fuerte sentimiento de revanchismo en la armada Italiana contra la Austríaca.

Por otra parte los historiadores modernos, consideran que la poca efectividad de la artillería frente al uso del espolón, se debió más a la poca pericia de los artilleros de ambos bandos y en especial al desconocimiento del manejo de los nuevos cañones.
Si bien todas las armadas del mundo dotaron a sus buques de espolones, que curiosamente no mejoraron sus capacidades bélicas. (Los nuevos cañones más potentes y de tiro más rápido) junto con un elevado número de accidentes por no poder controlar los timoneles la longitud de sus espolones hicieron que a partir de 1910 se dejaran de construir estos.

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