Artillería: Antes de seguir avanzando sobre los diferentes modelos de piezas y cañones, adelantaré las técnicas y tácticas existentes sobre el manejo y uso de la artillería durante la primera guerra mundial.
Todos los ejércitos funcionaban más ó menos igual con la vista puesta más en la guerras napoleónicas (y sus secuelas en Crimea, secesión americana, franco – prusiana, etc.)
La idea es al iniciar la batalla, realizar un fuego de inicio bombardeando las posiciones localizadas defensivas del enemigo, ya sea con granadas de alto explosivo y metralla, ó con proyectiles explosivos. Una vez iniciado el ataque, se realizaría un fuego de apoyo, por el que los puntos que hubiesen sobrevivido al primer bombardero ó aquellos que hubiesen sido reconstituidos improvisadamente y que opusieran resistencia ó rechazaran los ataques volvían a ser bombardeados hasta ser de nuevo asaltados. Una vez tomada la posición enemiga, se procedía a bombardear la retaguardia enemiga, especialmente los puntos de reconcentración y las vías de acceso hasta el frente para imposibilitar cualquier contraataque.
A estos usos, había que añadir los fuegos de cobertura, para cubrir las retiradas, los de contra batería, para silenciar las piezas enemigas, en caso de preverse un posible asalto enemigo y el fuego antiaéreo cuyo fin era más espantar a los aviones enemigos más que derribarlos.
Existían diversos tipos de piezas de artillería que básicamente clasificaremos en:
Piezas ligeras y de montaña: Pequeños cañones, normalmente desmontables en varios bultos para llevar a lomos de monturas (mulas ó caballos, pero también camellos, dromedarios y hasta elefantes). Su uso en esta guerra era dar cobertura a las unidades que operaban en terrenos difíciles ó con escasas infraestructuras para el transporte. En Gran Bretaña apenas se usaban, pero existían algunos en las colonias de Asia (En Hong Kong y en la India.) En el ejército Británico, se usaban para dar apoyo artillero en conflictos contra bandas irregulares ó guerrillas. Durante el conflicto de 1914, vieron su acción en el teatro de Mesopotamia y en Egipto (contra los rebeldes Senucis de Libia). Así como dar un sistema artillero a las guerrillas árabes de Lawrence de Arabia.
Piezas de artillería Montada y de campaña: eran pequeños cañones y obuses empleados para dar cobertura artillera a nivel divisonario (respectivamente en divisiones de caballería e infantería). Existían un sin fin de modelos la mayoría algo anticuados, por lo que hubo que estirar la producción hasta completar las plantillas de las fuerzas en el frente.
Piezas pesadas y de sitio: para bombardear las fortificaciones y puntos especialmente reforzados, con grandes proyectiles de alto explosivo, hasta su completa demolición.
Artillería costera y ferroviaria, para aprovechar el potencial artillero de los grandes cañones navales, se crearon afustes fijos en fortalezas para la defensa contra ataques navales y estructuras a montar sobre plataformas ferroviarias, para atacar las grandes fortalezas de hormigón armado ó puntos en montañas. Más impresionantes que efectivos, a la par que caros.
Artillería antiaérea: En esta guerra, cañones de campaña normales sobre afustes especiales para dar un ángulo de elevación más alto.
Morteros de trinchera: desarrollados a toda prisa, se empleaban para lanzar devastadores descargas de metralla contra los asaltos de infantería.
Los problemas de la artillería en esta guerra:
Localización y puntería: En esta guerra (Y quizás en todas) la palabra precisión fue un mito.
En primer lugar estaba el problema de la localización, todavía no se habían creado las baterías de observación y localización. Ni se habían establecido mecanismos de cooperación con las unidades del frente, así que simplemente el estado mayor, con la información reunida de diversas fuentes (observaciones de campaña y reconocimientos) trazaba un mapa de blancos que pasaba fraccionado a los jefes de baterías con instrucciones para realizar un bombardeo a discreción en un periodo de tiempo determinado. El resultado normalmente era mediocre especialmente en la labor de fuego contra – batería.
Granadas y proyectiles: Al empezar la guerra, el disparo más normal era la granada Shrappel. (Un decimonónico proyectil compuesto por un cilindro ojival relleno de metralla ó rodamientos metálicos y una demasiado pequeña carga explosiva). Pero al discurrir la guerra se vio enseguida que se había quedado anticuado, así que para diferentes tipos de objetivos (tropas a campo abierto, trincheras y dispositivos defensivos, baterías de artillería, objetivos de retaguardia y nudos de comunicaciones.) y misiones (bombardeo artillero, fuego contra batería y de cobertura, tendido de cortinas de humo y lanzamiento de armas químicas, iluminación y ataques incendiarios, ...). Requerían nuevos tipos de proyectiles; por lo que hubo que hacer todo tipo de avances en cuanto a proyectiles y cargas proyectoras.
Grandes objetivos, objetivos de área y grandes cañones: En todas las guerras construir armas de gran tamaño, suele chocar con la economía de guerra. En ocasiones grandes objetivos (Fortalezas, bunkers subterráneos, castillos en montañas...) objetivos de área (posición defensiva estática, puertos y canales, ciudades – ciudadelas – villas ó granjas fortificadas) requieren en ocasiones ser demolidos en un corto espacio de tiempo. Por ello muchas veces no queda más remedio que emplear en tierra las grandes bocas de fuego y sus pesados proyectiles perforantes para barrer estos objetivos. Pero cuando están lejos del mar, no queda más remedio que mover los grandes cañones tierra a dentro. (Lo que a su vez implica montaje – desmontaje, movimiento hasta el frente, municionamiento y analizar si el objetivo abatido es proporcional al coste de esta arma, restando del mismo siempre el coste en sangre que supondría conquistar este objetivo con un asalto de infantería ó las pérdidas que causaría mantener en manos enemigas dicho objetivo.)
En otras ocasiones fortalezas con gruesos muros de hormigón armado ó roca natural, ciudades y otros objetivos extensos; implican que un bombardero convencional con artillería de campaña apenas causan daños ó estos son tan reducidos que se requerirían años haciendo fuego para inutilizar estas posiciones, por lo que un bombardero con pesados proyectiles puede significar economizar munición y liberar piezas para otros frentes.
El problema comienza, después de la guerra, al analizar si tal ó cual arma ha significado ó no, un ahorro económico y de sangre.
Movilidad y logística: Un cañón; cuanto más grande y pesado ó cuantos más proyectiles dispara requiere de un número creciente de caballos. Ya sean de vapor ó animales. Bueno calculen ahora el movimiento de decenas de miles de piezas, armones, cargas de proyección y proyectiles hasta completar las necesidades de un ejército en campaña.
Entrenamiento de oficiales y artilleros: Cuantos disparos se necesitan para empezar a disparar bien, qué nivel es necesario hasta dar por apto a un jefe de batería, ...
Por todo lo expuesto anteriormente, podemos considerar al arma de artillería como la más determinante de esta guerra y desde luego la reina de este conflicto (ya que en contra de lo que se piensa, el mayor número de bajas de esta contienda fueron causadas por heridas de metralla y aplastamiento por onda expansiva causados por proyectiles explosivos.)
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