lunes, 17 de noviembre de 2008

Las bajas y los vivos

Las bajas y los vivos

Muertos y cementerios: Sobre las bajas, mostraré unas simples estadísticas.
Tropas movilizadas por país y enviadas al frente. En mayúsculas los caídos:
Ingleses: 4.700.000 Hombres.
Escoceses: 700.000 Hombres.
Galeses: 450.000 Hombres.
Irlandeses: 250.000 Hombres.
CAIDOS CON NACIONALIDAD BRITÁNICA: 700.000 muertos.
Canadienses: 500.000 Hombres (de un total de movilizados 630.000 Hombres).
Australianos: 400.000 Hombres (de un total de movilizados 420.000 Hombres).
Nueva Zelanda: 150.000 Hombres (de un total de movilizados 220.000 Hombres).
Sudáfrica: 90.000 Hombres (de un total de movilizados 130.000 Hombres).
India: 1.800.000 Hombres.
Otras colonias y dominios: 60.000 Hombres.
CAIDOS SIN NACIONALIDAD BRITÁNICA: 300.000 muertos.
TOTAL MUERTOS IMPERIO BRITÁNICO: 1.000.000 (11’11% de todos los soldados.)
Desglosado por armas:
Ejército: 960.000 muertos.
Armada y Real Fuerza Aérea: 40.000 muertos.
Desglosados por tropas enviadas a los diferentes teatros. En mayúsculas los caídos.
Frente occidental: 5.400.000 Hombres.
CAIDOS: 575.000 muertos.
Frente de Mesopotamia: 900.000 Hombres.
Frente de Egipto y Palestina: 1.200.000 Hombres.
Frente de Salónica: 400.000 Hombres.
Frente de Italia: 150.000 Hombres.
Resto de campañas y soldados territoriales: 450.000 Hombres.
CAIDOS: 400.000 muertos.
Campaña de Gallípoli: 500.000 Hombres.
CAIDOS: 25.000 muertos.

Respecto a los caídos en combate, diremos que los cadáveres se clasificaban en Muertos identificados, Muertos sin identificación segura, Cadáveres sin identificar, Desaparecidos y presumiblemente muertos.
Una vez realizada las cuentas, se realizaba un entierro provisional, cerca del campo de batalla en tumbas marcadas con objetos personales de los soldados como sus rifles medio enterrados ó con estacas identificando al difunto.
Al mismo tiempo, se informaba al cuartel general de las bajas mediante telegrama y este a su vez informaba por correo a las familias del fallecimiento.
Los heridos muertos en hospitales, recibían similar tratamiento en improvisados cementerios cerca de los hospitales de campaña.
A partir de 1916, cuando los muertos se contaban por decenas de miles, se creó la “Organización para el Registro de Tumbas” en cooperación con las autoridades Francesas, para localizar mediante coordenadas topográficas la localización e identidad de las tumbas, al tiempo que enviaba por correo a las familias la localización de cada tumba.
Después de la guerra, se inició en 1920 y dura hasta nuestros días el proceso para recuperar los cuerpos de los caídos enterrados provisionalmente y darles sepultura final en cementerios específicos.
Compañías de exhumación con los mapas de los enterramientos, procedía a localizar las tumbas, retirar los equipos (cascos, fusiles, bayonetas, ...), después se realizaba la exhumación y se hacía la identificación positiva recurriendo a botones, pertenencias en los bolsillos y carteras, chapas de identificación, objetos marcados del equipo (por ejemplo el número de serie del rifle ó la ordenanza de 1914 de marcar con el nombre diversos objetos personales como las cucharas ó las escudillas.) Si esto no era posible, se procedía a tratar de identificar el cuerpo según su posición marcada en los mapas.
El cuerpo era llevado a una serie de terrenos cedidos por el gobierno Francés ó Belga al Británico y se procedía a una sepultura definitiva en tumbas para los cuerpos identificados ó en la fosa común para los sin identificar. Este proceso lo llevó la “Comisión Imperial de Tumbas de Guerra” entre los años 1924 y 1937. Que también se encargaba de gestionar estos cementerios y realizar los monumentos para los soldados desaparecidos cuyos cuerpos nunca aparecieron.
Heridos:
Un total de 2.290.000 soldados cayeron heridos ó enfermos y tuvieron que ser enviados a hospitales. (De ellos 2.273.000 eran miembros del ejército y el resto de la armada ó de la fuerza aérea).

El 64% Volvió a servicio activo.
El 2% Volvió a servicio pero no en puestos de combate.
El 8% Quedaron inválidos de por vida (Más de 183.000 hombres).
Un 7% murió en el hospital a causa de sus heridas recibidas en combate.
Un 3% murió de enfermedades ó de heridas diferentes al combate.

Al volver a casa.

Para muchos hombres, al preguntarle por el momento más duro de su experiencia de guerra, suelen responder que la desmovilización.
El motivo es fácil de entender. Su servicio en el ejército, salvo excepciones, era duro, peligroso y lleno de calamidades. Pero tenía la ventaja de ofrecer alojamiento, comida y ropa a parte de un pequeño sueldo. Unido a que los periodos de combates muy cortos eran seguidos por largos periodos de inactividad y los tan deseados permisos, convertían la vida militar en algo parecido a un modo de ganarse la vida.
El problema de la desmovilización, era la conversión a una vida civil mucho más complicada, los soldados se convertían en civiles perdiendo sus escasos privilegios y a causa de las penalidades de la propia guerra, se encontraban en el paro (en ocasiones con familias que alimentar).
Para los más jóvenes, era todavía peor. Puesto que su única experiencia y educación laboral era exclusivamente en oficios militares de escasa ó nula aplicación civil. La vuelta a casa y la reinserción laboral era una pesadilla durante años, penalidades y pobreza les aguardarían hasta que Gran Bretaña aprobara la creación del primer estado social de bienestar moderno.
Y hasta que la economía civil alcanzó el ritmo anterior a la guerra en 1924.
La propia desmovilización dependía del tipo de contrato firmado entre el gobierno Británico y sus propio soldados. Par los soldados profesionales, les tocó continuar su servicio hasta finalizar sus contratos. Mientras que los voluntarios (que tenían preferencia para retornar a sus hogares, de hecho el último estaba en su hogar en Diciembre de 1919). Y finalmente, el resto de los conscriptos en la medida que hubo plazas disponibles se les fue desmovilizando. (Los últimos estaban en sus hogares para mediados de 1920).
Independientemente del momento de volver a casa, todos los soldados pasaban por el mismo proceso:
1º) Inspección médica. (E internamiento en hospitales, en Gran Bretaña en caso de padecer enfermedad infecciosa).
2º) Devolución del equipo y emisión de un certificado de empleo.
3º) Entrega de un documento de pago indicando las nóminas pendientes de cobro menos las posibles deducciones por equipo perdido ó dañado.
4º) Una vez en Gran Bretaña, por ley estaba prohibido las transacciones en divisas extranjeras (parte de las pagas se realizaban en las diferentes monedas en curso en los teatros de la guerra, principalmente Francos Franceses y Francos Belgas), así que el ejército se encargaba de hacer el cambio a Libras Esterlinas según la cotización vigente.
5º) Nada más llegar a Gran Bretaña, se les devolvía a los mismos centros de entrenamiento, conocidos ahora como “centros de desmovilización”.
6º) Entrega de billetes ferroviarios para llegar gratuitamente hasta las estaciones más próximas a sus hogares.
7º) Antes de coger el tren, en la estafeta postal más próxima a la estación se les hacía entrega de los siguientes documentos:
Abono en metálico, por adelantado, de las mensualidades pendientes indicadas en el documento de pago del paso 4º.
Documento de pago equivalente a una indemnización por fin del contrato, equivalente a 26 semanas de paga a abonar en 12 mensualidades, a percibir al llegar a su estación de llegada.
Libreta de racionamiento.
Indemnización en metálico, por devolver el abrigo ó capote de invierno, equivalente a 52 Chelines y 2 Peniques.
8º) Llegada a la estación de ferrocarril de llegada, conservando el resto del uniforme más el casco metálico y la gorra.
9º) Obligación de permanecer durante 28 días en la reserva movilizable, con la obligación de presentarse semanalmente al jefe de estación a sellar el certificado de empleo (percibiendo por ello una Libra Esterlina semanal).
10º) Para los soldados en situación económica muy precaria:
Certificado de protección especial, emitido por la oficina postal más cercana a su hogar, que le daba derecho a mayores raciones, en especial para familias con hijos ó con jubilados a su cargo.
Libreta de raciones de emergencia para soldados desmovilizados. En un banco de alimentos, daba derecho durante un año al portador a recoger gratuitamente una serie de 15 productos de primera necesidad en cantidad variable a las necesidades domésticas del ex – soldado.
11º) A los residentes en ultramar, se les hacía entrega además un billete para el buque que les retornara a sus hogares.
Los reservistas de la clase Z y demás personal movilizado en el frente doméstico, solo tenían derecho a un certificado de empleo y de desmovilización final.
Por último, debo decir que el fin del conflicto y la anulación de pedidos de armas, municiones y equipos militares, llevó al cierre de cientos de empresas y al paro a varios millones de hombres y mujeres.
Se produjeron huelgas y disturbios en docenas de lugares y siendo el año 1921, la única vez que Gran Bretaña a tenido que sacar los tanques a la calle para impresionar a los manifestantes.
Imperiales prisioneros de guerra.
Unos 380.000 Británicos e Imperiales fueron hechos prisioneros por las potencias centrales a lo largo de la contienda.
De ellos, 217.000 fueron canjeados por otros prisioneros a las potencias centrales según acuerdos esporádicos organizados por el Comité Internacional de la Cruz Roja.
El resto, 140.000 hombres, se mantuvieron en cautividad hasta el fin de la guerra en campos Alemanes de prisioneros, ya que todas las potencias centrales decidieron que Alemania se haría cargo en exclusiva de los aliados occidentales.
Otros 3.000 retenidos en Suiza y varios centenares en Holanda, permanecerían cautivos hasta el fin de la guerra. (Ya que la convención de Ginebra para los combatientes capturados en países neutrales, permite optar entre retornar a los países de origen de los combatientes ó retenerlos hasta el fin de la guerra. Pero nunca entregarlos a las autoridades enemigas.)
El tratamiento, salvo hechos aislados fue escrupulosamente respetuoso con el espíritu de la convención de Ginebra y cuando se firmo el armisticio la totalidad de los que quedaban en campos Alemanes, fueron escoltados por una división de caballería hasta un campamento en Caláis desde donde salieron buques para su repatriación específica.
Finalmente, otros 20.000 fueron encerrados por los Turcos, quien por razones operativas no llevó a los suyos a Alemania. Siendo en su mayoría del ejército de la India tomados en una sola acción, la rendición de Kut.
El trato fue mucho más deplorable, ya que murieron en cautividad el 42% de ellos, principalmente por falta de alimentos y medicinas.
Los supervivientes una vez liberados, fueron llevados en camión hasta Egipto y de allí se les reembarco en el puerto de Alejandría (sin que nunca se exigieran responsabilidades a las autoridades Turcas).

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