Máquinas de guerra: Curiosamente, en esta guerra, las tres armas que se suponían serían definitivas para otorgar la victoria a cualquiera de los bandos, resultaron estrepitosos fracasos.
Los vehículos acorazados ó tanques => Mecánicamente eran muy complicados de fabricar y mantener (además de caros) pero su uso en el frente estuvo, durante toda la contienda, limitado a las bajas prestaciones y las constantes averías.
Las armas químicas => Se esperaba que aterrorizaran de tal forma a las tropas en el frente que estas simplemente se retiraran en desbandada del frente. La realidad fue otra.
Los aviones => Prácticamente, su utilidad militar fue casi nula, los ataques aéreos y el reconocimiento aéreo obtuvieron unos resultados despreciables con un coste desorbitado para tan magros resultados.
En general, la propia dinámica de la guerra obligó a mecanizar el combate, en idéntica proporción a la mecanización de la industria, por parte de las grandes potencias económicas.
Sin embargo, en el aspecto concreto de Gran Bretaña, la poca idea de cómo sería un conflicto entre potencias después de más de 50 años seguidos de paz, impidieron planificar con antelación suficiente un plan, para desarrollar programas de investigación y desarrollo militar coherentes. Teniendo que apostar por diversos proyectos algunos útiles y otros basados en la fantasía.
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