LA ARMADA FRANCESA DURANTE LA I GUERRA MUNDIAL.
Cuando las naves de la Marina Nacional Francesa se hicieron a la mar rumbo al Mediterráneo, según un acuerdo preconcebido desde los tiempos de la Entente cordial. Por el cual, el océano Atlántico seria campo de batalla para las naves Británicas y el Mediterráneo para las francesas. Pocos sabían que se embarcaban para un episodio excepcionalmente desconocido, pero que constituyó una de las guerras con más extraños episodios y sobre todo con unas repercusiones que han durado hasta nuestros días. Para describir esta actuación y esta flota, es necesario entender dos elementos: Uno es el propio Mar Mediterráneo, que el lector Ibérico debe discernir entre el mar Occidental, el mar Oriental, el Adriático, el Egeo, el Mar Negro, el de Azov y los estrechos de Gibraltar, el Bósforo y el canal de Suéz. La importancia de este océano es histórica: Pues la civilización occidental creció en sus orillas, así como separar Europa de África, al cristianismo del Islam y en general servir de puente de intercambios culturales – comerciales – religiosos – ... Y económica: Incluso hoy en día al menos un tercio de todas las naves del mudo de más de 5.000 Tm. Pasan por este mar y sus aledaños al menos una vez al año.
El otro elemento, es el factor naval. La historia y evolución de la Marina Nacional de Francia es paralela a su historia y a su monarquía. Que a la sazón, hoy en día, hacer el servicio militar (cuando era obligatorio) ó alistarse en la armada, se denomina en el idioma francés común: - hacer / enrolarse en la Royale -. El origen histórico de la Marina francesa; comienza en la época de la guerra de los Cien años.
Con anterioridad los reyes francos y normandos, no habían visto necesidad de un poderío naval importante y en consecuencia no invirtieron muchos recursos. Por lo general, los nobles Francos, se quedaron con la provincia más extensa del Imperio Romano, La Galia y sometieron ó expulsaron al resto de tribus germanas y de sus habitantes galo – romanos. Y solamente emplearon flota cuando lo requerían, para lo cual alquilaban los servicios de mercenarios Britanos, Irlandeses, Vascongados y Genoveses. La llegada de los vikingos, su conversión a Normandos mediante el cristianismo y finalmente la división del reino unificado de Francia en los estados de Aquitania, Provenza y Lombardía, marcará el inicio de la guerra de los Cien años. Hacia principios del siglo XIV, la hegemonía Inglesa sobre los Franceses se marca no solo en una sucesión de victorias Inglesas en tierra sino también en el mar. (En 1340, la victoria de 250 naves Inglesas, en el Sluys / Écluse sobre 190 naves Genovesas al servicio de Francia, mantiene el flujo de suministros desde Inglaterra a su ejército que lucha en Francia.) Y no es hasta el año, 1372 cuando la mucho más experimentada armada Castellana (al servicio del rey de Francia, en pago por el apoyo Francés al pretendiente Trastámara al Trono Castellano frente al pretendiente Pedro el Cruel patrocinado por los Ingleses.) vence en La Rochelle a la Inglesa marcando el principio del fin de la presencia inglesa en el continente.
Acabada la guerra, Francia se ha convertido en la potencia hegemónica de la Europa medieval y la situación no experimentará mayores cambios hasta la llegada de un navegante Genovés a la corte de los Reyes Católicos de España. El descubrimiento de América por los Castellanos, las rutas explorados por los Portugueses y la expansión Aragonesa por las principales plazas del mediterráneo, van a ir arrinconando al reino de Francia. En el asunto náutico, Francia no dispone de una armada propiamente dicha (Y no creará una hasta bien entrado el siglo XVII). En su lugar dispone de:
- En las costas del Atlántico, cada ciudad libre y cada señor feudal cuyo feudo se encuentre en la costa, existe la obligación de armar un número determinado de naves (en función de su población y riqueza) y aprestarse para el combate en cuanto los reyes de Francia así lo determinen oportuno. Se trata en general de buques civiles, con tripulaciones formadas por pescadores y comerciantes de bajura.
- En el Mediterráneo, a imitación de los estados de Génova, Venecia, Pontifical, etc. Existe la flota de Galeras, tripulada por soldados - marinos mercenarios y remeros galeotes (personas sentenciadas a remar por delitos comunes, políticos ó de fé. Por un número de años) al servicio directo del rey de Francia.
Pero a pesar de su falta de medios y (des) organización, que no es muy diferente a la existente en España. Deciden buscar su propio espacio fuera de Europa y por ello, a partir de 1524, el genovés Giovanni da Verrazano y el Francés Jacques Cartier comienzan ha construir los primeros establecimientos Franceses en América (en lo que actualmente es el Quevec.) Iniciando una tradición naval de exploración Francesa, con la fundación de ciudades, misiones y factorías comerciales, que se extendería por todos los océanos y continentes. El motivo es fácilmente entendible, la monarquía Francesa está rodeada de enemigos y rivales por tierra, pero sus aguas y sus escasas rutas comerciales no están amenazadas más que por una Inglaterra al norte, cuya demografía a causa de las pestes y la guerra de los cien años está afectada y en el Mediterráneo solamente los piratas – corsarios berberiscos realizan algunas (pocas) incursiones.
En general las misiones de estas flotillas son más policiales que militares:
- Escolta de pescadores => En el Atlántico, se producen enfrentamientos (hasta finales de siglo XX) por los caladeros de ballenas, bacalao, arenque y otras especies entre las flotas Francesas, Vascas, Gallegas, Irlandesas, Inglesas, Escocesas, Alemanas y Holandesas. Junto con actos de piratería al volver a puerto los buques cargados con las capturas y el saqueo de las tripulaciones. Así como en el mediterráneo, las flotas de pescadores de altura y bajura, sufren los mismos ataques, junto con el ocasional secuestro de marineros y poblaciones costeras por parte de los piratas – corsarios del norte de áfrica.
- Protección de corsarios => Las patentes de corso extendidas por la corona a armadores privados, junto con la costumbre por parte de poblaciones de Brest, Nantes y Burdeos de practicar el filibusterismo contra el comercio de naciones extranjeras, obliga a las flotas armadas de Francia a dar una cierta escolta a sus buques en especial en tiempo de guerra.
- Protección del comercio propio => Con la llegada a América y a otros continentes. Francia inicia un activo comercio de productos manufacturados suyos a cambio de materias primas de gran valor (como pieles del Canadá, azúcar y café del caribe, tabaco de la Luisiana, Esclavos de todo el continente Africano, especias de las indias orientales, etc.) Que es el punto donde empiezan a darse cuenta a mediados del siglo XVII de las carencias de su sistema marítimo.
- Proyección del poder => Con la derrota que supone las guerras de Italia contra España, Francia inicia una política (más terrestre que naval, todo hay que decirlo) con la intención de poder ir socavando el poderío Español. Aunque necesitaran casi un siglo para conseguirlo. Por ello a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII; a pesar de que Francia dispone de grandes extensiones en sus colonias y que Inglaterra, se ha convertido en una potencia naval, con intereses en conflicto con los franceses, no tiene una armada nacional única sino varias armadas propias, más la flota corsaria y la de algunos príncipes Italianos (Entre ellos la flota del señor de Grimaldi, origen del actual principado de Mónaco.)
De la Marina Real a la Marina Nacional:
La fundación de la primera flota Francesas, propiedad real, hay que debérsela al Rey Luis XIII y su valido el Cardenal Richelieu. Junto con el problema político e internacional, surgió dentro del reino el problema religioso. Las predicas de Calvino y el Calvinismo, no solo se extendieron por Holanda, sino que los grandes mercaderes y banqueros del norte de Francia, encontraron sus enseñanzas mucho más practicas que el catolicismo oficial. A pesar de las matanzas de hugonotes y el asesinato del principal representante de los calvinistas franceses el almirante Coligny, el protestantismo calvinista seguía existiendo (y existe) principalmente en los grandes puertos comerciales del país galo. Por ello, diversas ciudades y comarcas se empezaran a revelar periódicamente contra el poder real. Una de ellas fue el puerto de La Rochelle, que pronto va a convertirse en una pesadilla para el gobierno del Rey Luis XIII (que tuvo que desplazarse, junto con toda su corte. Incluido el Cardenal Richelieu, valido y verdadero gobernante de Francia junto con entre otras unidades sus dos compañías de mosqueteros existentes en su guardia real). El sitio de la plaza durará desde 1627 hasta 1628; pero la duración de su resistencia, se debió más gracias a la ayuda Británico – Holandesa de George de Velliers (1º Duque de Buckingham) que a su resistencia propia. Y con el asesinato de Velliers, se acabaron por rendir.
La pobre actuación de las marinas Francesas, convencieron a Richelieu para presentar el primer proyecto de ley para fundar la Marina Real Francesa. Y es durante la construcción de esta flota, cuando se producen las mayores glorias de la marina francesas, como la exploración del Quevec, el Caribe Francés y Madagascar. Sin embargo, la misma no se proyectaría como un ente realmente poderoso hasta el reinado del siguiente Rey Luis XIV y su eficaz ministro de economía Jacques de Colbert, quienes inician una construcción en serie de buques (Llamados primeramente los Man O’war y más tarde navíos de línea). Durante este reinado, se producen una serie de alianzas entre Gran Bretaña, Francia, Holanda, España y Portugal, buscando un dominio que a los pueblos Ibéricos se les escapaba de las manos a favor de los pueblos del norte de Europa.
A partir del fin de la guerra de los 30 años, en 1648 y hasta la derrota de las armas francesas en el siguiente monarquía de Luis XV en la guerra de los Siete años, en 1763. Se produce el siglo de oro francés, en las letras, las artes, las ciencias y la navegación. Entre los últimos destacaremos a Luis Antoine de Bougainville (Primer francés en dar la vuelta al mundo, casi descubridor de Australia y el hombre que importó a Europa la flor llamada Buganvilla.) La nueva flota creada, está magnificente gobernada, y espléndidamente organizada. (Aunque eso sí no será hasta finales del siglo XVIII, no se permite el acceso a la carrera de oficiales a los que no son miembros de la nobleza).
La armada entrará en decadencia a causa de los despilfarros del rey Luis XV y vuelve a renacer gracias a los buenos oficios del rey Luis XVI. Durante esta época, realiza diversos adelantos, como crear los cuerpos específicos de la armada (infantería – artillería – ingenieros de marina, pilotos – oficialidad de mar y guerra, cirujanos – capellán etc.) la clasificación de los navíos de línea (1ª a 6ª clase); fragatas, buques etc. Lo que por una parte será copiado por las principales armadas del mundo (entre ellas la Marina Real británica y la Real armada Española). Y la mayoría de sus almirantes sentaran plaza en la academia francesa de las ciencias.
El principal y más sonoro éxito de esta armada, será vencer a su rival Británica en la Bahía de Cheseapeake y más tarde el bombardeo de Yorktown. Que precipitaran la independencia de los Estados Unidos. La construcción naval francesa, goza de prestigio (Tanto buques como cañones) aunque pronto será superada por las construcciones Británicas y Española. Unido a los costes de mantener un ejército de leva de más de 80.000 hombres (que sustrae recursos económicos, la armada siempre irá en segundo plano frente al ejercito real y humanos). Las provincias costeras sufren un desgarro mayor en todas las guerras, sus ciudadanos se enfrentan anualmente a dos quintas, una para el ejército y otra para la marina. Siendo causa más tarde de motines y levantamientos.
A mediados del reinado de Luis XVI; la situación de la armada no es del todo buena, sus aproximadamente 300 naves no pueden competir contra las 800 que alinean los Británicos ni contra las 500 Españolas. Para colmo la inestabilidad política se adueña de Francia en los preludios de su famosa revolución. Donde a ojos de los revolucionarios, la oficialidad de la armada mucho más partidaria del antiguo régimen que sus homólogos del ejercito real. Entre otros detalles destacaremos que el propio Napoleón, al terminar su educación básica con unas notas excelentes tuvo problemas para demostrar su hidalguía, por lo que no fue admitido en la escuela naval en Tolón y tuvo que ingresar en una escuela de artillería donde sus méritos académicos eran mucho más apreciados que los méritos familiares. (Lo que le dejó un cierto regusto toda su vida; a pesar de una vocación y un gusto por los temas navales, manifestado en una afición por el modelismo naval.)
Por otra parte, la oficialidad superior de la marina francesa, rechazaba cualquier adelanto (con lo que su construcción naval se resiente, así como la fundición de cañones y la formación de marinos) y en especial los intentos de la burguesía de poder ascender a la escala de oficiales sin disponer de unos orígenes hidalgos claros.
La revolución y el terror se van a manifestarse en la armada con diferente signo:
1º) Represión y muerte de oficiales tachados de realistas y pro – antiguo régimen, Lo que provoca una desbandada, principalmente hacia Inglaterra y España (Seguidos de Suecia, Rusia, ...) de oficiales y técnicos. Lo que va causar un daño irreparable en la armada.
2º) Aunque se le cambia de nombre a los buques (Desaparecen los buques dedicados a santos y reyes) y a la flota (De Marine Royale a Marine Nationale); no cambian ni el sistema de levas (que se incrementan) ni la construcción naval, claramente inferior a sus homologas Española y Británica.
3º) Continua siendo discriminada en presupuestos y hombres frente a los ejércitos terrestres. El fin del terror permite recuperar a un pequeño número de almirantes y oficiales, pero en general la construcción naval se considera anticuada y aunque se abren las puertas de las academias navales a todo tipo de orígenes, no consiguen compensar la falta de oficiales experimentados. El periodo Napoleónico se limita a cambiar el nombre de la armada, ahora Marine Imperiale. Las actuaciones de esta armada son (salvo excepciones) decepcionantes. Algunos historiadores (franceses) hablan incluso de sabotajes intencionado (nuca demostrados). Pero en general la falta de medios (en especial de cañones y pólvora) son la principal causa de los fracasos napoleónicos en el mar. La restauración y el segundo imperio en líneas generales no cambian mucho este panorama, hasta que aparece el vapor y Francia entra en la modernidad.
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