LAS OPERACIONES DE COMBATE: ISLAS FILIPINAS.
a)La BATALLA de MANILA (1 de Mayo de 1898).
Tras la declaración de guerra contra España, los Norteamericanos, aprestaron su Escuadra de Extremo oriente que se encontraba anclada en Hong – Kong. Desde hacía tiempo el segundo secretario del departamento de la Armada de Estados Unidos, Theodore Roosbelt, había estado presionando para incluir las Filipinas entre los posibles objetivos (posiblemente esta decisión se basaba en los informes sobra la existencia de una rebelión interna contra el poder Español y sobre todo las pobres defensas que teníamos los Españoles).
Por su parte, los Españoles habían conseguido (posiblemente por informadores pagados o por agentes Alemanes) información sobre una acción Norteamericana en el pacífico, por lo que comenzaron a aprestarse para la batalla.
Antes de seguir es necesario aclarar una serie de asuntos y desvelar una serie de mitos:
ASUNTO Nº1 => La actitud Británica y Alemana:
Los Alemanes no habían cejado nunca de intentar adquirir las Filipinas, en aras de crear su propio imperio colonial en el Pacífico (para lo que ya tenían diversos archipiélagos, concesiones en China y un trozo de Nueva Guinea). Por su parte los Británicos (junto con los Franceses) no querían tener cerca de sus imperios de la India (e Indochina) a tan belicosos vecinos, por lo que presionaron a España para que no vendiera y cuando Estados Unidos hizo su aparición en la zona, sus diplomáticos dejaron entrever que antes que los Alemanes, no pondrían ningún obstáculo por su parte a la conquista.
Esto no quiere decir, como siempre se ha defendido en España, que los Británicos apoyaran a los Norteamericanos, sino simplemente que mantuvieron la más estricta neutralidad en el conflicto (y amenazaron, diplomáticamente, con intervenir contra -...cualquier otra potencia, diferente a las partes enfrentadas, que tratase de alterar el curso de la contienda...- léase Alemania).
Tan pronto la guerra fue formalmente declarada, el gobierno Británico anunció su estricto cumplimiento de las leyes internacionales para mantener la más estricta neutralidad y:
1º) Se le comunico a Dewey que en 48 horas debía de abandonar el puerto y fortaleza de Hong – Kong.
2º) Durante ese plazo, era libre de adquirir el carbón y los pertrechos que considerase oportunos.
3º) Los Marineros y barcos de propiedad de particulares Británicos que así lo deseasen, podían hacer negocios con los Norteamericanos y acompañarlos a estos, llevándoles los pertrechos y el carbón, siempre que actuaran bajo su propia responsabilidad.
Por lo que el mito que los Británicos apoyaban más a los Norteamericanos que a los Españoles es sencillamente falso.
ASUNTO Nº2 => La escuadra de anticuados barcos de madera:
Este es otro mito, quitando un solo buque, el “Castilla”, todos los demás eran barcos modernos realizados en hierro o acero, con cañones y armas modernas.
El balance de fuerzas era:
a)Armada Española: bajo el mando del Almirante Patricio Montojo y Pasarón.
Cruceros y cañoneros oceánicos: “Reina Cristina”, “Castilla”, “Velasco”, “Don Juan de Austria”, “Don Antonio de Ulloa”, “Elcano”, “General Lezo”, “Marqués del Duero”, “Isla de Cuba” y “Isla de Luzón”.
Cañoneros menores y lanchas cañoneras: «Quirós», «Manileño», «Mariles», «Mindoro», «Panay», «Albay», «Calamianes», «Leyte», «Arayat», «Bulusán», «Caliao», «Pampanga», «Paragua», «Samar», «Basco», «Gardoqui», «Urdaneta», «Otálora», «Villalobos» y «Lanao».
Transportes: «Manila», «Cebú», «General Álava» y buque hidrográfico «Argos».
b)Escuadrón Asiático de la Armada de los Estados Unidos: Bajo el mando del comodoro George Dewey.
Crucero acorazado: “USS Olympia”.
Cruceros protegidos: “USS Baltimore”, “USS Raleigh” y “USS Boston”.
Cañoneros: “USS Petrel” y “USS Concord”.
Corbeta de hacienda: “USRC Hugh Mc Culloch”. (Sustituye al anticuado “USS Monacy que tiene el casco hecho en madera y que no participará en esta acción).
Transportes: “Nanshan” y “Zafiro”.
Igualdad en superioridad ¿De verdad teníamos los Españoles la batalla perdida antes de empezar?
Bueno la verdad hay que entenderla desde dos puntos de vista, el estratégico y el técnico.
Para lo primero, debemos entender que Montojo optó por dividir sus fuerzas en dos escuadrones, el primero agrupaba a los mejores y más poderosos buques de combate de los que disponía y los agrupó en una flota bajo su propio mando para librar la guerra contra Estados Unidos. Mientras que la mayoría de los pequeños cañoneros fueron dispersados por las islas para continuar la labor de bloqueo de la insurgencia filipina.
Pero en la parte técnica, es donde más se ha exagerado o mentido:
1 – La mayor parte del escuadrón de Montojo estaba construido entre las décadas de los años 70 y 80 del siglo XIX. Teniendo una media en servicio de 15 años, en sus cuadernas. (Varios barcos hundidos después del combate fueron recuperados por los Estados Unidos y luego empleados por ellos o vendidos a otras naciones, sin que hubiese la más mínima queja).
2 – Salvo el “Castilla”, todos estaban construidos con técnicas modernas y todos, incluido el “Castilla” armados con armas modernas en buen estado.
3 – El desgaste de la flota en combate, solo afectaba a los Cañoneros y guardacostas; mientras que los cruceros estaban en buenas condiciones y sin demasiados problemas.
4 – El balance de fuerzas: Españoles / Norteamericanos.
Cruceros acorazados: 0 / 1.
Cruceros protegidos: 7 / 3.
Cañoneras: 3 / 3.
Antigüedad media (años): 15 / 9.
Velocidad media a toda máquina (nudos): entre 11 y 15 / Entre 11 y 20.
Tonelaje a plena carga (Tm): 14.000 / 19.000.
Armamento pesado: 37 cañones de calibre comprendido entre 160 y 120 mm. / 10 cañones de 203 mm, 23 cañones de 152 mm y 20 cañones de 127 mm.
Armamento ligero: 9 cañones de calibre comprendido entre 90 y 70 mm, 35 cañones ligeros y 14 ametralladoras / 55 cañones y ametralladoras de diversos calibres.
Tubos lanzatorpedos: 13 / 10.
Alcance máximo de fuego (m.): 10.000 / 12.000.
La conclusión final es: que en contra de lo que se ha dicho siempre, existía una cierta equidad de medios entre ambos bandos, si bien las armas y tamaños se inclinaban más acerca de los Norteamericanos que a los Españoles.
Por el contrario las circunstancias favorecían más a los Españoles que a los Norteamericanos y estas eran:
a)Facilidades portuarias y mantenimiento de las naves: Los Españoles disponían de dos fondeaderos protegidos: La Bahía de Subic y la Bahía de Manila. (Si bien se consideraba un despilfarro de esfuerzos mantener dos bases, lo cierto es que existían). / Aunque solo en Manila existía una serie de talleres donde los Españoles podían realizar las tareas de mantenimiento de su flota.
Por su parte, los Norteamericanos, no disponían de fondeaderos propios (Hong – Kong era colonia Británica) más cercanos que a 5.000 millas y para el caso de requerir mantenimiento, debían volver a su territorio continental a más de 7.000 millas.
b)El alcance: por la propia configuración y forma de la Bahía de Manila, cualquier enfrentamiento solamente podía realizarse entre los 2.000 y los 5.000 m (Dentro del alcance de los cañones Españoles y Americanos).
c)Defensas costeras:
La Bahía de Manila estaba defendida por:
4 obuses de 240 mm.
9 cañones de 210 mm.
6 obuses de 150 mm.
24 cañones de avancarga, recalibrados para disparar proyectiles explosivos. (Algunas piezas fueron fundidas en el siglo XVII).
10 piezas desmontadas de diversos buques más algunos cañones menores del ejército. (Incluido algunas que se estaban montando en la isla de Corregidor).
Había una dotación de minas navales de 14 unidades (sin espoleta, un farmacéutico local intentó improvisar una pero nunca llegaron a funcionar)
Esperándose (como agua de mayo) un buque que traía desde la península 70 unidades nuevas (que nunca llegaron).
La Bahía de Subic estaba defendida por:
6 obuses de 150 mm.
5 minas navales (sin espoleta).
Punta Stangley:
2 obuses de 150 mm.
Como se puede apreciar, estas defensas costeras eran más que suficientes para proteger la escuadra y compensar cualquier superioridad armamentística de los Norteamericanos.
Arrancando la derrota de las fauces de la victoria:
Lo cierto es que los Americanos nos ganaron. Y lo hicieron simplemente porque supieron aprovechar las ventajas que tenían junto con los “errores” que cometió Montojo, durante toda la campaña. Errores que fueron fruto principalmente de minusvalorar sus propias fuerzas y sobrestimar el potencial militar enemigo.
(Muchos observadores extranjeros, tanto Británicos como Alemanes, destacaban la fortaleza de la posición Española).
+ El primer error, fue que al observar que la Bahía de Subic, no había completado su dispositivo defensivo, optó por anclar en la mucho más protegida bahía de Manila (que de todas formas, el Capitán General Español, había ordenado a la escuadra defender a toda costa).
+ El segundo error, fue la falta de práctica de los artilleros Españoles de los buques principales. Por falta de munición con que hacer prácticas y peligro de emplear munición caducada. Mientras que los Norteamericanos practicaban semanalmente ejercicios de fuego real (eso sí poniendo más empeño en el número de disparos efectuados, que en la puntería).
+ El tercer error, fue apostar la flota dentro de la pequeña Bahía de Canacao, sin protección de las baterías principales que cubrían el puerto de Manila, situada entre la mal defendida Punta Sangley, el arsenal de Cavite y el castillo de San Roque.
El motivo de esta elección, fue la convicción que tenía Montojo que su flota seria hundida irremediablemente, por lo que eligió anclar en este punto que evitaría que los marineros no heridos se salvarían del ahogamiento, debido a su baja profundidad.
Históricamente, se ha defendido el deseo de alejar los combates de la población civil, como causa de esta elección. Pero no hay constancia alguna de esto.
El orden de batalla, Español, era el siguiente:
+ Junto a Punta Sangley: Línea formada por “Don Juan de Austria”, “Don Antonio de Ulloa” (por problemas de máquinas, estaba inmovilizado. Se le desmontó la mayoría de las piezas salvo 2 cañones de 120 mm) y “Marques del Duero”.
+ Por delante de esta línea: “Castilla”.
+ Delante del Castilla: “Reina Cristina” (buque insignia de la flota).
+ Delante del Reina Cristina: Línea de gabarras llenas de arena, para evitar que el fuego enemigo dirigido contra las líneas de flotación de los barcos Españoles, les afecten.
+ Delante de las gabarras y para prevenir ataques por sorpresa: Línea formada por el “Isla de Cuba” y el “Isla de Luzón”.
+ Protegiendo el arsenal de Cavite y el castillo de San Roque: “Velasco” (Que estaba en reparaciones sin su armamento y sin motores) y “General Lezo”. [Que no llegaron a participar en el combate].
+ En reserva:
++ En el arsenal de Cavite: “Argos” (Oceanográfico sin armamento) y “Manila” (Transporte).
++ En el puerto de Manila: “Cebú” (Transporte). Más un número indeterminado de cañoneras y lanchas cañoneras.
Por su parte Dewey, organizó su flota en una larga línea de batalla formada por los buques:
+ “USS Olimpia”.
+ “USS Baltimore”.
+ “USS Raleigh”.
+ “USS Boston”.
+ “USS Petrel”.
+ “USS Concord”.
+ “USRC Hugh Mc Culloch”.
Mientras que los Transportes quedaron fuera del campo de batalla, con el carbón y la munición listos para ser cargados en cuanto fuese necesario.
(Mientras que los Españoles simplemente pintaron de gris los buques, que en Filipinas acostumbraban a ir pintados de blanco. Los Norteamericanos además de abandonar el esquema de color blanco, se pusieron manos a la obra arrojando por la borda cualquier objeto en madera susceptible de arder, incluido un costoso piano realizado en caoba).
El 1 de Mayo de 1898, Dewey llevó a su flota hasta la bahía de Suvic, buscando a la Española y al no encontrarla se dirigió a Manila. Llegando a ella a las 23’30 horas de la noche. (En contra del mérito que se atribuyó posteriormente, el hecho de entrar en la boca enemiga de noche sin ser detectado, se debió principalmente a la casualidad. Que le benefició).
Uno de los transportes estaba mandado por un marino civil de nacionalidad Británica, quien conocía la bahía y el puerto y no requería del práctico del puerto para conducir al escuadrón sin peligro de tocar un bajío). Por su parte los Españoles tenían baterías y vigías en las islas de la entrada (El Fraile, Corregidor y El Caballo). Pero no tenían electricidad para montar focos que iluminaran la zona. (El Inglés, le comentó a Dewey que a altas horas de la noche no había visibilidad alguna y si ponía los motores a un número bajo de revoluciones, el ruido quedaría amortiguado por el oleaje en la costa). Así que el escuadrón pudo entrar en la bahía sin ser detectado.
Solamente al final, los guardias de la batería de El Fraile, descubrieron la presencia enemiga y empezaron a disparar sus cañones, pero como todavía era de noche no lograron ningún impacto, como tampoco lo logró el fuego Americano.
A las 4’00 horas del 1 de Mayo de 1898, empezó a amanecer y tanto la escuadra de Montojo como la de Dewey, se localizaron mutuamente, dirigiéndose esta última hacia los Españoles que estaban inmóviles. Durante la navegación, al menos dos minas fueron detonadas manualmente (no había otra forma de hacerlas estallar), pero estaban demasiado lejos y los buques Americanos ni siquiera fueron salpicados.
A las 5’00 horas el “Reina Cristina” abandonó la formación y se dirigió hacia la escuadra enemiga, disparando desde 6.500 metros y tratando de usar sus torpedos, pero el posterior fuego Americano le hizo desistir de su empeño. Debido a los daños, debió trasladar su insignia y persona al “Don Juan de Austria”, desde donde continuó la batalla.
A las 5’40 horas, Dewey autorizó la orden de abrir fuego y toda la escuadra comenzó a disparar.
La flota Americana, viendo a la Española inmóvil, describía en su trayectoria una elipse, con una distancia mínima del enemigo de 2.000 m y máxima de 5.000 m. En total dio 5 vueltas.
Tanto las baterías Españolas de Punta Stangley como de Manila efectuaron varios disparos, pero las primeras estaban fuera de ángulo y las segundas fuera de alcance.
A las 7’45 horas, los barcos Españoles seguían a flote, pero todos con incendios a bordo (en general controlados, según testimonios de la tripulación). Dewey preguntó por megafonía interna, cual era el recuento de municiones y alguien respondió un lacónico: - 25% sir!- Que él entendió que solo quedaba un 25% de disparos. En realidad solo se había consumido el 25% de la munición a bordo.
Así que dio orden de salir del puerto para encontrarse con los cargueros y reponer existencias.
Hacia las 8’30 debió de darse cuenta del error, pero en lugar de regresar inmediatamente, ordenó servir el desayuno a la hambrienta tripulación (y al parecer una generosa ración de Whisky) y hacer un recuento de daños y bajas.
A las 10’40 volvió a la carga, pero Montojo no tenía ganas de más sangre y había ordenado que en caso de volver los Norteamericanos acudir directamente al arsenal de Cavite y zozobrar los barcos.
Cuando llegó la flota Americana, solo encontró oposición intermitente desde la batería de Punta Stangley.
(En otras palabras, a la flota Española no la hundió la Americana, sino nosotros mismos).
Los Norteamericanos efectuaron algunos disparos, hasta que observaron entre el humo una bandera blanca. Dedicándose después a bombardear el arsenal, hasta que la batería de Stangley cesó el fuego, a las 12’40 horas.
A las 14’30 horas, se iniciaron las conversaciones tendentes a una entrega pacífica de los restos semi - hundidos (no había profundidad suficiente) y humeantes de la escuadra, y de las Islas Filipinas.
El 2 de Mayo de 1898, Dewey desembarcó los trozos de Infantería de Marina de sus barcos, apoderándose del arsenal de Cavite. Completando la destrucción de la flota Española y de la batería de Punta Stangley. Estableciendo una guarnición en los hospitales Españoles.
La resistencia de los fuertes fue débil.
El “USS Olympia” cargó algunos cañones y municiones del arsenal de Cavite, pero durante una revista explotó una granada, matando a varios hombres e hiriendo a otros.
Más tarde se dirigió de nuevo a Hong – Kong, desde donde telegrafió el resultado de la batalla, siendo aclamado como un héroe (fue la primera batalla naval que Estados Unidos ganaba a un enemigo extranjero desde 1812); aunque posteriormente algunos de sus subordinados relataron a la prensa seria del país una historia de la batalla mucho menos espectacular. Sin que esto último lograra evitar le concesión del ascenso de Comodoro a Almirante (que no existía en la Armada de Estados Unidos desde la época de Farragut en la Guerra de Secesión).
Las estadísticas del combate:
Número total de disparos realizados por los Norteamericanos: 5.900 / total de blancos: 141.
Daños de la flota Española tras la batalla (y evolución posterior) [Bajas]
+ Reina Cristina: 41 Impactos. (Rescatado en 1903, desguazado sin otro uso en 1908). [32 Muertos y 102 heridos].
+ Castilla: 40 Impactos. (Ardió completamente, solo se conserba un cañón en un parque en Rochester, Nueva York). [22 Muertos y 94 heridos].
+ Don Antonio de Ulloa: 33 Impactos. (Rescatado en 1899 y desguazado sin otro uso en 1900). [4 Muertos y 5 heridos].
+ Don Juan de Austria: 13 Impactos. (Rescatado en 1900, alistado por la US Navy en China entre 1902 y 1903, Flota del Pacífico entre 1903 y 1905, servicio en la República Dominicana entre 1905 y 1907, en la Reserva hasta 1917, Flota del Atlántico entre 1917 y 1919. Vendido para desguace en 1919). [18 heridos].
+ Isla de Cuba: 5 Impactos. (Rescatado en 1898, alistado por la US Navy en China entre 1900 y 1904, Reserva entre 1904 y 1912, vendido a Venezuela que lo emplea en su armada entre 1912 y 1940). [1 herido].
+ Isla de Luzón: 3 Impactos. (Rescatado en 1898, alistado por la US Navy en Filipinas entre 1900 y 1902, Reserva entre 1903 y 1917, barco de entrenamiento entre 1917 y 1919. Desguazado en 1920). [1 herido].
+ Marques del Duero: 10 Impactos. (Rescatado en 1898, transformado en el USS P – 17 y desguazado en 1900). [2 Muertos y 1 herido].
+ Velasco: 1 Impacto, totalmente hundido.
+ General Lezo: 1 Impacto, totalmente hundido.
+ Argos: 1 Impacto, totalmente hundido.
En total: 60 muertos y 223 heridos de la flota, más 14 muertos y 42 heridos del arsenal.
Daños en la flota Norteamericana:
+ Olimpia: 13 Impactos.
+ Baltimore: 5 Impactos. (Perforado de lado a lado por una granada Española, que no explotó, pero desmontó dos de sus cañones).
+ Boston: 5 Impactos. (Con un incendio a bordo que dañó diversas estructuras).
+ Raleigh: 1 Impacto.
+ Petrel: 1 Impacto.
Las bajas Americanas han sido motivo de polémica: Oficialmente se habla de 1 muerto y 9 heridos. Aunque algunas fuentes hablan de entre 13 y 25 muertos. Francamente, el único registro fiable es el de Estados Unidos que recoge las bajas y los marineros embarcados y desembarcados al final de la contienda y en tanto no se encuentre pruebas que avalen esta segundo recuento, no lo tendré en cuenta.
b)El DESEMBARCO AMERICANO y El CONTRAGOLPE frustrado ESPAÑOL.
El desembarco Americano, se dilató hasta que estuvo disponible un contingente de tropas, el 25 de Julio de 1898.
Las fuerzas norteamericanas, llegaron en barcos mercantes sin escolta bajo el mando del general Wesley Merritt, formando el pomposo 8º Cuerpo de Ejército Americano, que en realidad solo eran dos brigadas de infantería (la segunda bajo el mando del Brigadier Francis V. Green y la primera bajo el mando de Arthur McArthur [Cuyo hijo, Douglas, también general se haría posteriormente famoso en la II Guerra Mundial]) que sumaban unos 11.000 hombres, a los que había que añadir 30.000 rebeldes filipinos, de los que 10.000 se pusieron directamente bajo el mando de las fuerzas Americanas.
El desembarco fue en un puerto seguro sin demasiadas complicaciones y tras una serie de choques armados conquistaron la ciudad, que se rindió formalmente el 13 de Agosto de 1898. (En total sufrirían 17 muertos y 105 heridos).
En España la noticia de la destrucción de la flota de Filipinas, sentó como un mazazo y se realizaron inmediatamente los primeros planes para recuperar las islas que estaban bloqueadas.
El 8 de Mayo de 1898, el consejo de ministros ordenó al ministro de Marina (Bermejo) que telegrafiara al comandante de la Escuadra de Reserva, (Almirante Cámara) para que aprestase sus buques: “Pelayo”, “Carlos V” y “Alfonso XIII” y los dispusiese para una salida armada en 10 días.
El día 13 de Mayo de 1898, el Almirante Cámara envía un informe desde Cádiz informando sobre el (mal) estado de la escuadra:
Tripulaciones sin instrucción (embarcadas desde hace muy pocos meses).
Carencia de personal técnico clave:
+ Cabos de mar.
+ Artilleros.
+ Fogoneros.
+ Los Tercios de Infantería de Marina están en cuadro (con oficilidad y equipo, pero sin personal).
En Cádiz falta material clave:
+ Carbón.
+ Víveres.
+ Agua.
+ Munición de todos los calibres.
+ Pertrechos.
De los barcos de la escuadra, se han detectado las siguientes carencias:
+ En el Acorazado “Pelayo” => Hay que hacer la puesta a punto del barco, después de pasar por los astilleros y además hay que hacer el reglaje de la artillería del barco.
+ En el Crucero acorazado “Carlos V” => Necesita realizar diversas obras de mantenimiento con urgencia, la mayor parte del armamento está fuera de servicio y necesita repasar (o cambiar) las máquinas.
+ El Crucero “Alfonso XIII” => Se encuentra incompleta e incapaz de hacerse a la mar.
+ El Aviso “Giralda” => Necesita arreglar las máquinas.
(A parte, se requieren refuerzos de tierra para la reconquista de Manila y reforzar las posiciones Españolas, reuniéndose entre todas las capitanías generales un contingente de 5 batallones de infantería, cada uno con 1.051 hombres. Siendo requeridos los sigientes buques civiles para el transporte: “Covadonga”, “San Ignacio de Loyola”, “Isla de Panay”, “Cristóbal Colón” y “Antonio López”.)
Tan poco había un consenso entre los que pedían enviar la expedición a Cuba para rescatar a Cervera del bloqueo y los que pedían enviar la expedición a Filipinas. Pero la opinión pública, ignorante de la situación de Cervera, se manifestó mayoritariamente a favor de Filipinas.
Tras diversos arreglos y sustituciones zarpa de Cádiz, el 16 de Junio de 1898, la siguiente escuadra:
+ Grupo A: Bajo el mando directo del Almirante Cámara.
++ Acorazado “Pelayo”.
++ Crucero acorazado “Carlos V”.
++ Crucero auxiliar “Rápido”.
++ Crucero auxiliar “Patriota”.
+ Grupo B: Bajo el mando del Capitán de navío José Ferrándiz Niño.
++ Destructor “Audáz”.
++ Destructor “Osado”.
++ Destructor “Proserpina”.
Grupo de fuerzas bajo el mando del Capitán de navío José Barrosa y Fernández de Castro.
+ Grupo C.
++ Transporte de tropas: “Buenos Aires”.
++ Transporte de tropas: “Isla de Panay”.
+ Grupo D.
++ Transporte de carbón: “Cristóbal Colón”.
++ Transporte de carbón: “Covadonga”.
++ Transporte de carbón: “San Agustín”.
++ Transporte de carbón: “San Francisco”.
+ Grupo E.
++ Vapor: “Alfonso XII”.
++ Vapor: “Antonio López”.
++ Vapor: “Joaquín Piélago”.
++ Vapor: “Giralda”.
Desgraciadamente entre los días 17 y 19 de Junio de 1898, se supo la composición y destino de la escuadra perdiéndose el elemento sorpresa.
El 27 de Junio de 1898, por fin llegan a Port Said (Egipto) con intención de cruzar el canal de Suéz. Con las siguientes incidencias:
Todos los destructores tienen fallos en sus motores y se opina imposible que lleguen a destino.
El “Pelayo” consume más carbón del previsto y tiene las carboneras casi completamente vacías.
En Port Said, agentes pagados por el gobierno de Estados Unidos y particulares de esa nación han adquirido todas las reservas existentes de carbón y se niegan en redondo a abastecer a los Españoles. Por lo que hay que echar mano a las reservas transportadas por la flota, pero el gobierno Egipcio, presionado de nuevo por los Estados Unidos, no permite emplear barcazas de ese país para hacer el transbordo de carbón, así que la flota debe acudir a aguas internacionales y emplear sus propios medios. (De nuevo el “Pelayo”, sufre dificultades técnicas para carbonear).
Ese mismo día los buques “Cristóbal Colón” y “Covadonga” cruzan el canal, a la espera que les siga el resto de la flota.
El 3 de Julio de 1898, la flota recibe la orden de esperar pues llegan noticias sin confirmar que “algo” ha pasado en Cuba. Al mismo tiempo se recibe la autorización para devolver los destructores a casa.
El 7 de Julio de 1898, se recibe la orden de regresar toda la flota a España. Llegando los destructores a Mahón el día 13 de Julio de 1898, mientras que el resto de la flota arriba a Cádiz el día 18 de Julio de 1898.
El día 19 de Julio de 1898, se desembarca el ejército, siendo licenciados los soldados ese mismo día. El día 27 de Julio de 1898 hace lo propio la Infantería de Marina.
(Para entonces se ha hecho pública la noticia de la total destrucción de la flota Española en Santiago de Cuba. Temiéndose quedar la península sin protección, el gobierno ordenó el retorno de la flota.
Mientras que la sociedad espoleada por la prensa que antes clamaba guerra comienza a exigir el fin de las hostilidades).
c)ACCIONES menores de la FLOTA ESPAÑOLA.
A pesar que el 1 de Mayo de 1898, la escuadra había sido destruida, quedaban en servicio una serie de unidades menores destinadas a apoyar la lucha contra los insurrectos Filipinos y a mantener el bloqueo de sus suministros. Se trataba de los siguientes:
Transporte (y buque insignia de la flotilla): “General Álava”.
Cañonero oceánico: “Elcano”.
Cañoneros menores: “Albay”, “Calamianes”, “Manileño”, “Mariveles”, “Mindonoro”, “Pampamga”, “Paragua” y “Samar”.
Lanchas cañoneras: “Basco”, “Gardoqui” y “Urbaneta”.
La flotilla estaba mandada por el Capitán de Navío D. José Ferrer que dirigía las operaciones desde un cuartel secreto en la isla de La Isabela.
Las órdenes que tenía eran:
1º - Auxiliar (evacuar) los puestos Españoles desperdigados por el archipiélago, así como a los civiles y sacerdotes atrapados en el conflicto. (Al parecer se olvidaron de la iglesia de Baler).
2º - Atacar y destruir cualquier barco artillado al servicio de los insurrectos Filipinos, así como a las demás naves que los abastecen.
3º - Tratar de interceptar los buques que portan los suministros Estadounidenses. (En este cometido, hay que destacar la captura de la fragata a vela “Saranac”, el velero “Iris” y la lancha “Nueva Esperanza”).
Finalmente, el 20 de Diciembre de 1898, se recibe la orden de cesar la lucha. Al año siguiente, todo el material a flote fue vendido y entregado a la armada de Estados Unidos, quienes mantendrán este equipo en sus filas durante décadas.
Al igual que sus homólogos del sitio de Baler, la armada no cesará los combates (por lo menos contra los Filipinos) a pesar de haber firmado la paz en París. En su lugar, transportará todos los barcos capturados al enemigo y los entregará sin novedad al cañonero “USS Petrel” privando a los Filipinos de la posibilidad de tener una flota.
La última misión de combate de la armada Española en esta guerra, será desempeñada por el “General Álava”, cuando acuda a las islas Marianas a recoger los últimos puestos Españoles junto a los cañoneros “Quirós” y “Villalobos”. (Que durante el conflicto habían interceptado al buque norteamericano “Talenkan” y sofocado una pequeña revuelta de los nativos).
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