sábado, 28 de marzo de 2020

LAS JOYAS DE LA CORONA DE IRLANDA

1.1. Las joyas de la Corona de Irlanda:

En su origen, eran una regalía propiedad del soberano británico, compuesta por una vestimenta, algo más opulenta de las que lucían los caballeros de la orden de San Patricio.
Sin embargo, en 1831; el rey Guillermo IV asignó 394 piedras preciosas provenientes de los fondos de la corona inglesa, del joyero particular de la reina Charlotte y de la insignia de la orden de Bath del rey Jorge III. Para que fuesen enviadas a la joyería Rundell & Bridge de Londres, y transformarlas en un símbolo regio que distinguiese al monarca británico como gobernante supremo de Irlanda. Y en su nombre, eran portadas por el Lord Lugarteniente de Irlanda, en las ocasiones más formales.
Los maestros joyeros de Rundell & Bridge elaboraron en total dos insignias para la orden de San Patricio, compuestas por placas de oro esmaltadas en azul (el color de San Patricio). Con un trébol verde realizado en esmeraldas (símbolo de Irlanda) y la cruz de San Patricio en rojo, realizada en rubíes. El lema de la orden iría inserto en diamantes rosas sobre un fondo de brillantes.
Todas las piedras eran de origen brasileño y certificadas por los joyeros de la época como piedras preciosas de primer agua / primera calidad, talladas durante el reinado de Jorge III de Inglaterra. En 1905; los estatutos de la orden las designaron por primera vez con el título de “regalía – joyas de la corona”, lo que las hacía diferentes de las joyas depositadas en la Torre de Londres, pues eran insignias propias de la Orden de caballería de San Patricio. Si bien tras su robo en 1907; pasaron a ser conocidas por la prensa y la historia como “joyas de la corona de Irlanda”.
En su conjunto eran:

a) El Broche – estrella de Gran maestre de la Orden de San Patricio: Realizada en diamantes tipo brillantes brasileños de la 1ª calidad, de dimensiones 118 x 108 mm, con forma de estrella de 8 puntas (4 mayores y 4 menores). En el centro presentaba una cruz de san Patricio, realizada con rubíes y sobre la misma un trébol de tres hojas, realizado en esmeraldas. Todo ello sujetado por un círculo en plata de ley esmaltado en azul, el cual contenía, en diamantes rosas la leyenda de la orden: “Quis Separabit MDCCLXXXIII” / “Quien nos separa 1783”.
Tras el robo la joya fue valorada, por los tasadores de Dublín en 14.000 Libras esterlinas (que a precios de 2016 serían 1.360.000,00 Libras, aproximadamente 1.519.000,00 EUR).

b) La Placa – collar de Gran maestre de la Orden de San Patricio: Engastada en plata de ley, un círculo esmaltado en azul celeste sostenía una cruz de san Patricio hecha en rubíes y el trébol de tres hojas realizado en esmeraldas. Con la leyenda en diamantes rosas: “Quis Separabit MDCCLXXXIII” / “Quien nos separa 1783”.
El conjunto iba rodado por una corona de tréboles realizada en esmeraldas y rodeado a su vez por un óvalo hecho con diamantes tipo brillantes, de 76’20 x 60’33 mm.
Tras el robo la joya fue valorada, por los tasadores de Dublín en 16.000 Libras esterlinas (que a precios de 2016 serían 1.550.000,00 Libras, aproximadamente 1.736.000,00 EUR).

c) Los Collares de caballeros de la orden de San Patricio de los señores:
- Marques de Ormond.
- Conde de Howth.
- Conde de Enniskellen.
- Conde de Mayo.
- Conde de Fork (que había fallecido, en el momento del robo).
Realizados en oro, valorados en su conjunto en 1.050 Libras esterlinas (unas 101.718,75 Libras a precios de 2016, aproximadamente 113.925 EUR).

d) También fueron robadas un conjunto de joyas, propiedad de la madre de Sir Arthur Vicars. Pero este desistió en denunciar el robo, pues estaba aprovechándose de bienes públicos.

Cuando las joyas no eran usadas por el monarca, ó eran depositadas en la joyería para tareas de limpieza. Eran custodiadas por el maestre del colegio de heraldos de armas del rey de Irlanda. Y en su nombre, estaban depositadas en una caja de seguridad, dentro de la bóveda de un banco.
Sin embargo, en 1903; con el recrudecimiento de la conflictividad social y nacional en Irlanda, se decidió como medida para incrementar la seguridad de las mismas, trasladarlas de la cámara de seguridad del banco a la bóveda de la sala sin ventanas del castillo de Dublín, situada tras la capilla del mismo. Accesible únicamente a través de una puerta acorazada, la cual contaba con 7 cerrojos, cada uno con su propia llave.
Siendo responsable de su custodia física, el Maestro de armas del rey, lo que sumado a sus competencias como oficial heráldico y genealógico encargado de registrar la membresía de los caballeros, le proporcionaba un enorme poder y prestigio social.
En 1905; los estatutos de la orden fueron modificados para depositar las insignias de la orden en una caja fuerte, realizada en acero, situada en la sala fuerte de la oficina del maestro de armas. Dentro de los muros del castillo de Dublín.

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